La tarea de Azevedo será difícil en momentos en que
la atención internacional está casi monopolizada por el conflicto en Siria y la
posibilidad de una intervención militar de Estados Unidos en ese país.
En el ámbito estrictamente comercial, Estados Unidos
y la Unión Europea dirigen ahora sus esfuerzos a las negociaciones que acaban
de lanzar para un acuerdo de libre comercio entre ambos.
A pesar de la importancia que ha ganado China en el
comercio internacional, estadounidenses y europeos siguen siendo los
principales actores de los intercambios transfronterizos de mercancías y
servicios.
La vocera de la OMC, Melissa Begag, confirmó la
participación de Azevedo en la cumbre del G20 (grupo de países dearrollados y
emergentes), que tendrá lugar este jueves y viernes en San Petersburgo (Rusia).
A su retorno a Ginebra, el nuevo responsable de la
organización multilateral presentará ante el foro que ahora dirige las
principales líneas de su plan de trabajo, sus prioridades y los objetivos con
los que inicia su mandato de cuatro años.
Esa presentación tendrá lugar el próximo día 9 en la
sede de la OMC en Ginebra ante los 159 países miembros de la organización.
La adhesión más importante de los últimos años ha
sido sin duda la de Rusia, que se incorporó a la entidad comercial a mediados
de 2012.
La OMC fue concebida como el "gendarme"
del comercio mundial, la instancia multilateral donde las "reglas del
juego" son consensuadas y recibió el mandato de vigilar su cumplimiento y,
en caso de transgresión, de actuar como órgano de arbitraje.
Así, una de las principales labores de la OMC es
resolver las disputas comerciales entre países miembros, las que han registrado
un aumento sostenido en los últimos años y que suman 132 desde 2005.
Los cambios en la configuración del comercio
internacional y la volatilidad que sigue sufriendo la economía mundial
constituyen retos adicionales que Azevedo tendrá que sortear.
Desde mediados de la década pasada, el comercio
transfronterizo ha experimentado cambios profundos y ha pasado a un mayor
equilibrio con la importancia que han ganado los países en desarrollo, que
actualmente representan la mitad de los intercambios mundiales.
No es de extrañar que casi todos los candidatos al
puesto de director general provenían de países en desarrollo y que Azevedo sea
el segundo de esa parte del mundo en llegar a tan alta responsabilidad, luego
del tailandés Supachai Panitchpakdi.
A pesar de ello es previsible que Azevedo tendrá
dificultades para convencer al bloque de países en desarrollo de la importancia
de dar un nuevo impulso al papel negociador de la OMC debido a incertidumbre
que está provocando la desaceleración de las economías emergentes.
Este movimiento está acompañado de inesperadas
depreciaciones de las divisas de numerosos países, como el real brasileño, el
rublo ruso, la rupia india, la lira turca, además de otras monedas del sudeste
asiático.
En este escenario poco alentador, el objetivo
declarado de Roberto Azevedo de relanzar las negociaciones de la Ronda de
Desarrollo de Doha -incluso de manera mucho más modesta con respecto a las
ambiciones con las que nació hace más de una década- será muy complicado de
alcanzar.
Pese a ello, quienes le apoyaron y le conocen lo
consideran digno de tal desafío.
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