Los engaños en la pareja no son algo nuevo; en todas
las épocas han ocurrido, aunque en la actualidad la variante puede ser el medio
por el cual se realiza: las redes sociales.
El psicólogo Hans Olvera, catedrático de la
Universidad Iberoamericana, explica que 30% de las parejas que viven rupturas
amorosas, son a causa de los engaños en estos medios de comunicación,pues ya la
mayor parte de la población tiene acceso a ellos.
¿La
culpa es de la modernidad?
Uno de los riesgos de la comunicación en redes
sociales es que al no tener enfrente al receptor de la información, sino que
todo es a través de conversaciones por medio de mensajes, la persona toma
cierto valor para decir o proponer cosas que no se harían de frente con la
misma facilidad, es por ello que varias parejas incluso se revisan el celular
en cualquier descuido para estar seguros que todo va bien, aunque en ocasiones
se llevan una sorpresa nada grata.
“En esos momentos la reacción más común es el enojo
y comenzar a enlazar eventos, como por ejemplo el día que la pareja mencionó
que tenía que ir a algún lugar y no se vieron ni supieron nada uno del otro en
todo el día. La mente liga todas estas situaciones y genera historias que
aunque pueden estar lejos de la realidad, se toman como verdades,
independientemente de que exista el engaño”, dice Hans Olvera.
Y a gran escala, el problema radica en que a pesar
de que todo queda en escritos, la mente de la supuesta víctima de infidelidad
se involucra aún más, y genera mayor dolor que cuando se encuentra a la pareja
infraganti, pues en este caso bastaría con poner tierra de por medio.
Cuando se
trata de un engaño cibernético no hay un límite real, porque se reviven las
conversaciones una y otra vez, la herida es más profunda, pues el recuerdo de
la conversación o fotos que se vieron, tiende a quedar fresco por mucho tiempo.
“En el sentido psicológico, cuando se descubre un
engaño mediante las redes sociales no termina con el hecho de que se elimine
todo el contenido, ya sean fotos, mensajes, etc., debido a que la mente está
maquinando la situación, e incluso llega a transformarla y enlazar hechos, por
lo cual se hace más daño cuando revive esos pensamientos”, asegura el experto.
Cuando se experimenta esta situación, lo primero que
se tiene que hacer es dimensionar las consecuencias de haber lastimado la
autoestima y los sentimientos del otro. Se puede terminar definitivamente la
relación o conservarla por miedo a la soledad.
También se puede minimizar el
suceso, aunque en realidad, ambos se prepararían para conflictos más intensos
como la venganza, los celos enfermizos, violencia física, verbal o pasiva.
No se trata de evitar ser infiel para que no nos
paguen con la misma moneda, sino tener el convencimiento de que permanecemos al
lado de alguien porque nos hace sentir plenos; si esto no sucede, lo mejor es
hablar con la verdad y terminar una relación antes de practicar la deslealtad,
que en primera instancia es hacia uno mismo.
Por
ROGELIO MINGUER
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