SEVILLA (20 Noviembre 2014).- "La única espina
que tenía clavada en el corazón era no haber nacido en Sevilla". El
detalle lo cuenta a las puertas de la capilla ardiente Ignacio Jiménez
Sánchez-Dalp, el cura amigo íntimo de la familia que ha dado la extremaunción a
Cayetana de Alba, que ha muerto este jueves en el Palacio de las Dueñas.
A las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, hasta
donde ha sido trasladado el féretro para recibir el último adiós de la ciudad,
varios cientos de personas llevaban ya unas dos horas esperando cuando se
abrieron las puertas de la capilla ardiente a las 14.10 horas. Poco a poco han
ido accediendo a la Casa Grande (como se conoce la casa consistorial) sevillana
y han dejado una muestra de sus emociones en varios libros de condolencias
puestos a disposición de los visitantes.
La capilla ardiente, que ha sido visitada hasta las
17 horas por unas 10.000 personas, según fuentes municipales, permanecerá
abierta hasta las diez de la noche por deseo de la familia, ya que el alcalde
de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, declaró esta mañana que solo se cerraría el
acceso de los ciudadanos a la misma cuando la familia quisiera.
No obstante, los sevillanos que quieran visitar
mañana la capilla podrán hacerlo a partir de las 9.00 horas cuando se volverá a
abrir hasta las once de la mañana para preparar el traslado del féretro a la
catedral, situada a unos 150 metros del Ayuntamiento, donde a las 12.00 horas
se oficiará el funeral.
La afluencia de gente a lo largo de la tarde está
aumentando con el paso de las horas y hasta el lugar ya se han acercado, entre
otros, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; el expresidente
José Rodríguez de la Borbolla; el torero Curro Romero y su esposa, Carmen
Tello; la empresaria Alicia Koplowitz, o el diseñador Toni Benítez.
Entre los que los han hecho a primera hora se
encontraba José Antonio Ferrero, funcionario jubilado, que ha destacado la
"sencillez" de un personaje público que siempre ha participado de la
vida de la ciudad con una pasión indisimulada por su patrimonio, sus fiestas y
sus costumbres.
También se ha acercado hasta la Plaza Nueva de
Sevilla Pepi Freytas, que ha dejado su establecimiento de cosmética para ser
testigo presencial de este último encuentro de la duquesa con los sevillanos.
"Quién no firmaría una vida como la suya", afirma sin olvidar que,
detrás de esa sencillez formal, se encontraba una mujer con una herencia
histórica y un patrimonio familiar únicos.
La capilla ardiente, en el salón Colón, estará
abierta mientras haya ciudadanos que quieran despedirse de Cayetana de Alba,
según ha explicado el alcalde Juan Ignacio Zoido. La sala está presidida por
dos reproducciones de gran tamaño de la Virgen de las Angustias y el Cristo de
la Salud, las imágenes titulares de la hermandad de Los Gitanos, a la que la
duquesa estaba muy unida. Una bandera de España y la enseña de la Casa de Alba
arropan al féretro, flanqueado por cuatro cirios rojos. Encima del ataúd, su
medalla de hermana de Los Gitanos.
Desde los primeros minutos, han acompañado a la
familia el Gobierno municipal del PP y el portavoz del Grupo Socialista, Juan
Espadas. Igualmente, se ha podido ver al vicesecretario general del PP, Javier
Arenas, a su suegro, el catedrático Manuel Olivencia, y al presidente de la
Fundación del Betis, Rafael Gordillo, entre otros muchos que han pasado también
ya por la capilla ardiente para dar su pésame a la familia. Esta tarde ha
llegado la empresaria Alicia Koplowitz a la capilla ardiente.
Fuentes cercanas a la familia han explicado a
ELMUNDO.es que la duquesa llegó a ser consciente de que había regresado de la
clínica a su palacio, que su hija Eugenia no se separó de su cama y que el
sacerdote y confesor de la aristócrata, Sánchez-Dalp, ha redactado la esquela
que se publicará por su muerte, informa Ana García Romero.
La duquesa de Alba ha muerto en su palacio de la
calle Dueñas de Sevilla, después de tres días de agonía provocada por una
gastroenteritis y una neumonía. Lo confirmaba la familia poco antes de las diez
de la mañana. El Ayuntamiento de Sevilla ha decretado un día de luto oficial.
Pasadas las 10:30 horas han llegado al Palacio de
las Dueñas el médico que la ha estado tratando durante estos días, el doctor
Muñáriz, así como el confesor de la duquesa y capellán de la casa de Alba,
Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp. Fuera, en la calle, ya se contaban por cinco o
seis decenas los sevillanos que esperaban a las puertas del Palacio de las
Dueñas para expresar su pésame a la familia de los Alba.
Será el viernes cuando se celebre su funeral en el
Altar del Jubileo de la Catedral de Sevilla, y será oficiado, a las 12 horas,
por el cardenal Monseñor Amigo Vallejo. La duquesa había manifestado en vida su
deseo de que sus restos queden en Sevilla en el columbario del templo de la
Hermandad de los Gitanos, cuya construcción sufragó y de la que era miembro
honorífico. La otra opción, la del pueblo madrileño de Loeches, donde está el
panteón de la Casa de Alba, nunca fue del gusto de Cayetana. "Aquello es
muy aburrido", ha llegado a bromear en alguna ocasión.
Fuentes de la hermandad han confirmado esta mañana
que será en la Iglesia del Valle donde descansarán los restos de la Duquesa de
Alba.
Cayetana Fitz-James Stuart tenía 88 años y era 14
veces Grande de España, entre otros títulos nobiliarios que la convertían por
nacimiento en una de las mayores aristócratas del mundo.
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