Prostitutas, orgía y saqueo en la embajada de Honduras en Bogotá
BOGOTÁ, Colombia (25 Enero 2015).- Un empleado de la
embajada de Honduras en Bogotá organizó una fiesta en la sede diplomática en la
que se mezclaron prostitutas, orgía y hurtos. Por si fuera poco, defecaron en
la oficina del embajador y del agregado militar.
La fiesta transcurrió durante la noche del pasado 20
de diciembre mientras el embajador, Carlos Humberto Rodríguez, estaba ausente,
según indicó el diario hondureño El Heraldo.
Según el diario, fue un empleado de la sede
diplomática llamado Jorge Mendoza el encargado de montar "tremenda
borrachera con amigos y prostitutas".
"Los amigos y las servidoras de sexo que
Mendoza introdujo a la sede que representa al Estado de Honduras no solo se
robaron lo que pudieron, sino que hasta hicieron sus necesidades fisiológicas
en la oficina del propio embajador y del agregado militar", destaca el
diario.
Aparentemente esta conducta obedece a un intento de
venganza tras no haber recibido el pago por sus servicios. La investigación
realizada por El Heraldo señala que al amanecer, "aturdidos por el alcohol
y el sexo, las prostitutas y los amigos de Mendoza abandonaron la oficina,
llevándose todo lo que encontraron a su paso".
Entre los equipos que desaparecieron figura la
computadora portátil de Stephanie Canahuati, ministra consejera en Asuntos
Económicos, así como los teléfonos celulares y demás pertenencias de otros
empleados. Este hecho podría poner en riesgo la seguridad nacional, ya que en
los documentos y equipos a los que los invitados tuvieron acceso hay información
sobre asistencias judiciales de casos sobre crimen organizado y cables
diplomáticos sobre análisis geopolíticos.
El 21 de diciembre, los empleados encontraron las
puertas de sus oficinas abiertas, papeles regados por el suelo, evidencias de
que se había practicado una orgía y en el sótano a "un colombiano que
todavía estaba borracho, mientras que en una habitación en el área de
lavandería dormía plácidamente Mendoza, el responsable del desastre".
La Policía Metropolitana de Bogotá fue informada
sobre los hechos al día siguiente de la fiesta. El propio Mendoza, que se
identificó como el conductor del embajador, fue el encargado de contar a las
autoridades lo que había sucedido y denunciar los daños internos y los hurtos.
Sin embargo, luego la representación diplomática dijo que no denunciaría los
hechos ante la Fiscalía y pidió prudencia al respecto.
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