HILLARY APRIETA EL ACELERADOR PARA GANAR ESCAÑOS EN CONGRESO LE PERMITAN GOBERNAR
LOS ÁNGELES (24 Octubre 2016).- La campaña electoral
de Hillary Clinton empieza a dar por ganada la presidencia. Con las encuestas
que la sitúan por delante en todos los estados clave, la única sombra de duda
que planea sobre su victoria es una sorpresa catastrófica. Dado que su oponente
es Donald Trump, que fue en sí mismo una sorpresa catastrófica para el Partido
Republicano, nadie se atreve a descartarlo. Pero varios elementos indican que
la carrera de Clinton apunta ya más allá de la Presidencia. El objetivo es
ganar el máximo poder posible en el Legislativo para poder gobernar.
Durante el tercer debate presidencial, el pasado
miércoles en Las Vegas, fuentes de la campaña de Clinton explicaban que tener
las encuestas tan a favor no ha provocado el más mínimo relajo. Clinton podría
pisar sobre seguro las próximas dos semanas y llegar al 8 de noviembre en
velocidad de crucero. Todo lo contrario. La estrategia es pisar el acelerador
al máximo y aprovechar el hundimiento de Trump para pelear cada escaño en
disputa, especialmente los de aquellos que apoyan al magnate. La campaña ha
empezado a desviar hacia esas batallas recursos humanos y económicos de
Clinton.
Un ejemplo se vio este domingo. El presidente Barack
Obama en persona viajó a Las Vegas para apoyar a la candidata demócrata al
Senado, Catherine Cortez Mastro, y despedazó en un discurso a su rival
republicano, Joe Heck, por haber apoyado temporalmente a Trump. Por la noche,
durante un evento de recaudación de fondos en San Diego, el presidente se
dedicó a machacar al congresista republicano local, Darrell Issa, en apoyo de
su rival demócrata, también con Trump como argumento. “Issa fue Trump antes que
Trump”, dijo Obama. Lo mismo ocurre en los eventos de Clinton. Los discursos
están llenos de referencias a la batalla local.
La mayoría republicana se está desvaneciendo día a
día en lugares que parecían imposibles hasta hace pocos meses, y la figura de
Donald Trump es citada como el factor principal. Que lugares como Utah o
Georgia puedan estar en peligro para los republicanos, que Clinton esté por
delante en Georgia, que incluso Texas aparezca ahora en algunos mapas de
encuestas como “en disputa”, da una idea de lo tóxico que se ha vuelto Trump
para los republicanos que se presentan a algo este noviembre, ya sea a senador
o a supervisor de su condado. Para los candidatos demócratas, la principal arma
contra sus rivales es relacionarlos con el hombre que ha insultado a latinos,
mujeres, musulmanes o discapacitados y además ha puesto en duda la limpieza del
sistema democrático.
Ninguna batalla es pequeña. Hay seis escaños del
Senado, cinco de ellos en manos de los republicanos, con las encuestas
empatadas. Los demócratas necesitan ganar cuatro escaños para recuperar la
mayoría. Esto es crítico para Clinton como eventual presidenta. El Senado es el
órgano que confirma los nombramientos, principalmente los del Tribunal Supremo.
El nominado por Obama para cubrir la vacante actual ha sido bloqueado por los
republicanos en espera de las elecciones a ver si ganaban la Casa Blanca y
podían poner a alguien ideológicamente afín a ellos. Lo mismo ha pasado con el
nombramiento del primer embajador en Cuba en medio siglo, también bloqueado.
Barack Obama
haciendo campaña por Clinton en Las Vegas, el domingo.
Barack Obama haciendo campaña por Clinton en Las
Vegas, el domingo. AFP
Pero además, los demócratas necesitan avanzar lo más
posible en la Cámara de Representantes. Ganar los 30 escaños que necesitarían
para la mayoría es imposible según los expertos en encuestas. Pero se pueden
ganar los suficientes como para lograr “un mandato”, dicen en la campaña, un
mensaje claro de que el extremismo lleva a los republicanos a perder sus escaños.
Avanzar claramente en la Cámara es la única forma de
desactivar el poder que tienen los extremistas del llamado Freedom Caucus sobre
los republicanos de la Cámara baja, y especialmente sobre su presidente, Paul
Ryan. Si una Clinton presidenta no puede sentarse con Ryan a negociar nada por
la presión de la amalgama libertaria-trumpista-teaparty, su presidencia será un
suplicio. Promesas clave, como la reforma migratoria o los programas de
educación y sanidad, estarán en el aire. La Presidencia de Barack Obama ha sido
un ejemplo de lo que pasa cuando un Partido Republicano con vocación de boicot
tiene mayoría en las Cámaras.
Por
PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL/El País
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