PAUL MANAFORT, EXJEFE DE CAMPAÑA DE TRUMP INVESTIGADO POR INJERENCIA RUSA EN ELECCIONES
NUEVA YORK (10 Abril 2017).- El exjefe de campaña
del presidente Donald Trump, Paul Manafort, investigado en Estados Unidos en
relación a la injerencia rusa en los comicios de 2016, se ofreció a trabajar
gratis para el entonces candidato a la Casa Blanca, según publicó hoy The New
York Times.
En una carta de presentación de cinco páginas para
Trump, Manafort aseguraba no estar "buscando un trabajo remunerado" y
decía vivir en la Torre Trump, un indicador de su riqueza y "voluntad de
trabajar jornadas de 15 horas" en el edificio, recoge el periódico citando
a personas de confianza del presidente.
Además, le explicaba cómo se había
"ganado" durante su trayectoria como lobista de líderes políticos y
empresariales ricos y poderosos, muchos de ellos oligarcas o dictadores, en
Rusia, Ucrania, Filipinas y Pakistán.
Manafort, que fue jefe de campaña de Trump entre
junio y agosto pasados tras sustituir a Corey Lewandowski, dimitió envuelto en
la polémica tras publicarse que estaba siendo investigado en Ucrania por
recibir pagos de un partido prorruso.
A la contratación de Manafort contribuyó su amigo e
inversor Thomas J. Barrack Jr., uno de los hombres de confianza del presidente,
quien ejerció de mensajero entre ambos tras mostrar el lobista interés por
trabajar en la campaña.
Según el diario, Barrack describió a Manafort en una
nota anexa con conceptos que captaran la atención del presidente, como "el
gerente más experimentado y letal" o un "tiburón", y se las
envió a Ivanka Trump y Jared Kushner, los asesores más cercanos del presidente.
En su presentación, Manafort utilizó su trabajo en
el extranjero, que ahora es investigado por Estados Unidos y Ucrania, para
desvincularse del "establishment" de Washington.
Asimismo, presumió de su experiencia en
"enfrentarse" a sectores conservadores del partido republicano como
jefe de convenciones para varios candidatos presidenciales.
A pesar de que Manafort trabajó seis meses con Trump
durante una etapa crucial de su campaña, el jefe de prensa de la Casa Blanca,
Sean Spicer, ha restado importancia a su relación, señalando que tuvo un
"papel limitado durante un tiempo limitado".
Manafort no ha sido acusado de ningún delito pero
está siendo investigado sobre los lazos entre la campaña de Trump y gobiernos
extranjeros, por lo que en sus próximas audiencias en el Senado es probable que
hable acerca de su ascenso como supervisor de la convención republicana hasta
la campaña.
"Donald Trump y yo hicimos negocios en la
década de los 80 pero no teníamos relación hasta que me llamó la campaña",
explicó Manafort a través de su portavoz.
"Un puesto en la convención era todo en lo que
estaba interesado, el hecho de que este puesto se ampliara fue bastante
inesperado", añadió Manafort, quien niega haber actuado contra la ley en
su trayectoria.
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