EL MÉDICO QUE ASISTIÓ A IVÁN FARIÑO DICE QUE ERA “IMPOSIBLE HACER NADA POR ÉL”
MADRID (19 Junio 2017).- El jefe de servicios y portavoz del hospital Layné
de Mont de Marsan, suroeste de Francia, el profesor Poirier, ha asegurado que
era "imposible" salvar la vida del diestro Iván Fandiño, que, aunque
no falleció en el acto, los daños que sufría en hígado, riñón y pulmones eran
"irreversibles".
Todavía no se ha emitido ningún parte médico oficial
que detalle el alcance de la fatal cornada que acabó ayer con la vida del
torero vasco en la ciudad francesa de Aire Sur L'Adour.
En declaraciones al diario Sud-Oest, el doctor
Poirier, que iba con el diestro en la ambulancia en el momento en el que se
certificó su fallecimiento al no poder reanimarle de un segundo paro cardiaco,
desvela que ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital se hubiera podido
hacer "nada" para salvarle la vida.
"El torero presentaba en el abdomen tres litros
y medio de sangre negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal de que
el hígado había reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena
cava, lo que le produjo en severo derrame interno", explica el médico.
"Cuanto entró a la enfermería ya lo hizo
prácticamente sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil
que la tenía. La muerte era instantánea. Era imposible hacer nada por él. Ni en
la enfermería de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de
salvarlo", concluye Poirier.
Los restos mortales de Iván Fandiño, de 36 años, aún
permanecen en el hospital de Mont de Marsan, donde ya han llegado sus padres,
Paco y Txaro, y su esposa, Cayetana García Barona, y a lo largo del día de hoy
será traslado al tanatorio de Amurrio (Álava).
La muerte de Fandiño es la segunda de un torero
español en lo que va de siglo después de la de Víctor Barrio, justo ahora que
se va cumplir un año del trágico suceso en la plaza de toros de Teruel.
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