OAKLAND, California (1 junio 2017).- Se acabaron los análisis, los
pronósticos y las conjeturas. Incluso terminó la espera para los que anhelaban
una tercera final al hilo entre estos dos grandes colosos.
Esta noche se
pondrá en marcha la serie final de la NBA cuando los campeones vigentes
Cavaliers de Cleveland visiten a los Warriors en Golden State, a partir de las
9:00 (por la cadena ABC).
Los Warriors y los Cavaliers están haciendo historia
en la NBA al convertirse en el primer par de equipos que se miden en tres
series finales consecutivas.
Golden State ganó en seis juegos (4-2) el primer
clásico de estos dos equipos en 2015, Cleveland borró un déficit de 3-1 en la
segunda final para llevarse el campeonato en siete partidos (4-3) en 2016, y el
desempate ha sido esperado durante toda la presente temporada. Uno que se gestó
fácilmente durante los playoffs, combinándose para un solo revés durante las
primeras tres rondas.
El tercer capítulo de la trilogía presentará un
interesante pareo entre Kevin Durant y LeBron James; una repetición de lo que
se vivió hace cinco años cuando James ganó su primer título de la NBA cuando
militaba con el Heat de Miami, que superó al Thunder de Oklahoma City en 2012.
Durant, cara nueva en Golden State, tiene en esta
ocasión un equipo mucho mejor y se ha convertido en un jugador mucho más
completo ahora que está en su primera temporada con los Warriors. Pero la de
2017 también será una mejor versión de LeBron.
La clave para los campeones es defender
Hay una forma de vencer a Golden State: defender y
defender.
Si los Cavaliers le permiten a los Warriors encestar
el 50% de sus disparos, casi sin duda ganarán. Si permiten que anoten 103
puntos, casi sin duda ganarán.
Es así de sencillo. En palabras de James, los Warriors de Golden State son un
gigante. Y ese monstruo requerirá que los Cavaliers de Cleveland jueguen con
una férrea defensiva en esta final.
Pero la defensa ha sido una interrogante para los
Cavs durante toda la campaña.
Aun así, algunos entendidos favorecen para ganar a
Cleveland por dos razones principales: James es el mejor jugador de la
actualidad y ahora parece que toda su motivación se concentra en recolectar más
anillos, y en segundo lugar, la llegada de
Durant a un equipo con tantas armas, hacía pensar en una transición no
tan fácil como la ha hecho ver Golden State.
Es posible que James nunca haya sido tan bueno como
lo es ahora. Pero con Durant, es posible que los Warriors tampoco lo hayan sido
antes.
Para muestra, bastan los números en esta campaña.
Cuando los Warriors han anotado 103 puntos, tienen marca de 78-6. Cuando
consiguen 102 o menos tienen registro de 1-9. Esa estadística se aplica también
a la final del año pasado, en la que finalizaron 3-0 en partidos en los que
anotaron al menos 103 puntos, y 0-4 cuando no lo hicieron. Y la última vez que
lo Warriors tuvieron efectividad del 50% en una derrota fue en noviembre... del
2014.
Cuando encestan más del 50% suman 106 triunfos en
fila, los últimos 43 esta campaña.
El argumento en la cuenta de Twitter de los Cavs al
escuchar esos números, posiblemente girará en torno a cómo Cleveland ha
limitado a Golden State en cada una de las últimas dos series finales de la
NBA, y eso es cierto. Golden State tuvo efectividad del 44% ante los Cavs en la
final de 2015 y 43% el año pasado. Evidentemente, Cleveland entiende lo que se
necesita para anular lo suficiente a los Warriors.
Excepto que aquellos Warriors no son estos Warriors.
Y a pesar de que Cleveland ha arrasado en esta
postemporada, con marca de 12-1, ha limitado a sus rivales en menos de 100
puntos en solo tres ocasiones.
Durant es la diferencia. Stephen Curry, Klay
Thompson y Draymond Green fueron suficiente reto con Harrison Barnes. Ahora
Durant ocupa básicamente el lugar de Barnes, y los Warriors han encontrado
dimensiones distintas tanto en ofensiva como en defensiva.
El rey está seguro
Por otro lado, cuando se le preguntó a LeBron por
qué los Cavaliers pueden vencer a los Warriors en la tercera final que
disputarán ambos equipos, el astro dio una respuesta sencilla.
“Me siento bien sobre nuestras posibilidades, creo
que son muy buenas”, dijo.
A veces, la explicación más simple es la correcta.
El astro de 32 años, sin duda el mejor jugador de su generación, está mostrando
el desempeño más destacado de su vida. Y si manifiesta confianza de cara a una
serie ante un equipo repleto de estrellas, el resto de los integrantes de
Cleveland no tiene por qué dudar.
James ha alcanzado alturas asombrosas en esta
postemporada, rebasando a Michael Jordan como el máximo anotador en la historia
de los playoffs. Así, guió a los Cavs en un recorrido que pareció más tranquilo
de lo habitual en postemporada.
Siete finales al hilo
James disputará su séptima final consecutiva de la
NBA. En estas instancias, se siente como en casa. Y al parecer, no hay nada que
pueda golpear su determinación, sin importar el número de jugadores estelares
con los que cuente el rival.
James promedia 32.5 puntos por encuentro en estos
playoffs. La cifra sólo es eclipsada por la de 35.3 puntos que logró en 2009,
cuando tenía 24 años.
Asimismo, atrapa ocho rebotes y reparte siete
asistencias por encuentro. Y los Cavs lucen más completos que en sus dos viajes
anteriores a la final. Kevin Love se perdió la edición de 2015 por una lesión
de hombro. Un año después, cuando Cleveland se coronó, el ala-pívot ofreció
poco talento.
Este año se asemeja más a aquella máquina de
estadísticas impresionantes con Minnesota. No había lucido así desde el canje
que lo envió a Cleveland para unirse a James, quien había tomado recién la
decisión de regresar al equipo de su ciudad natal. Love promedia 17.2 puntos y
10.2 rebotes en esta postemporada. Ha atinado el 47.5% de sus triples.
Kyrie Irving se ubica también en un nivel superior
en estos playoffs. Y eso que el año pasado, su desempeño notable en la serie
ayudó a que los Cavs remontaran un déficit de 3-1. Se destapó con 42 puntos en
la importante victoria sobre los Celtics de Boston, en el cuarto juego de la
final de la conferencia del Este. Es capaz de hacer frente a cualquier jugador
perimetral de Golden State.
Y si a eso se agrega la contribución de Tristan
Thompson, Deron Williams, Channing Frye, Kyle Korver y J.R. Smith, podrá
entenderse que Cleveland es uno de los pocos equipos con el poder para derrotar
a los Warriors.
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