CUBA INSTA A ESTADOS UNIDOS A NO CONTINUAR POLITIZANDO LOS SUPUESTOS INCIDENTES
LA HABANA (4 Octubre 2017).- La decisión de Estados
Unidos de que 15 diplomáticos cubanos de la embajada en Washington abandonen el
territorio de Estados Unidos en un plazo de siete días, recibió una enérgica
denuncia por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y su canciller,
Bruno Rodríguez Parrilla, durante conferencia de prensa en la sede de la
entidad este martes 3 de octubre, a pocas horas de conocerse la acción
injustificada.
La Declaración del Minrex, en la cual se reafirma
que «Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza
contra funcionarios diplomáticos ni sus familiares, sin excepción. Tampoco ha
permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con este
propósito», desmonta la decisión estadounidense a la que califica de «infundada
e inaceptable».
Recuerda el texto de la Cancillería cubana, leído
por su titular, que el pasado 29 de septiembre, el secretario de Estado de EE.
UU., Rex Tillerson, anunció que reducían significativamente el personal
diplomático estadounidense en La Habana y retirarían a sus familiares con el
argumento de que se han producido «ataques» contra sus funcionarios que les han
producido afectaciones a su salud, y que el Gobierno cubano no adoptó todas las
medidas adecuadas para prevenirlos.
Al respecto, ya en la reunión que el pasado 26 de
septiembre sostuviera el Ministro de Relaciones Exteriores con el Secretario de
Estado, se le advirtió al funcionario estadounidense «de no tomar decisiones
apresuradas sin sustento en evidencias, lo instó a no politizar un asunto de
esta naturaleza y le reiteró la solicitud de cooperación efectiva de las
autoridades estadounidenses para esclarecer los hechos y concluir la
investigación».
Sin embargo, señala la Declaración, «es la segunda
ocasión, después que el 23 de mayo de 2017 el Departamento de Estado ordenara
que dos diplomáticos cubanos en Washington abandonaran el país, en que el
Gobierno de los Estados Unidos responde de manera precipitada, inapropiada e
irreflexiva, sin evidencias sobre la ocurrencia de los hechos invocados, en los
que Cuba no tiene responsabilidad alguna, y sin que haya concluido la
investigación que está en curso».
Apunta el Minrex que «Cuba, que ha sido víctima en
el pasado de atentados contra miembros de su personal diplomático, asesinados,
desaparecidos, secuestrados o agredidos en el ejercicio de sus funciones,
cumple con toda seriedad y rigor sus obligaciones con la Convención de Viena
sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo que se refiere a la protección de
la integridad de los agentes diplomáticos acreditados en el país, en lo cual
puede mostrar un historial impecable».
Las autoridades cubanas han actuado con toda
seriedad, profesionalismo e inmediatez para esclarecer la situación desde que
la Embajada y el Departamento de Estado informaran de los incidentes y su
presunta ocurrencia desde noviembre de 2016.
La Declaración enumera los pasos dados por
indicación del más alto nivel del Gobierno:
se inició «una investigación exhaustiva y
prioritaria», «se reforzaron las medidas de protección de los diplomáticos
estadounidenses, sus familiares y sus residencias», también «se habilitaron
nuevos canales de comunicación expedita de la Embajada con el Departamento de
Seguridad Diplomática y se creó un comité de expertos para el análisis integral
de los hechos, integrado por autoridades policiales, médicos y científicos».
Insuficiente y tardía información
Aclara la denuncia cubana que «ante la tardía,
fraccionada e insuficiente información suministrada por los estadounidenses,
las autoridades cubanas solicitaron a la Embajada de los Estados Unidos
precisiones e informaciones adicionales que permitieran realizar una
investigación seria y profunda».
Agrega que la Embajada solo entregó algunos datos de
interés «después de que el 21 de febrero, el Presidente Raúl Castro Ruz
reiterara personalmente al Encargado de Negocios a.i. de esa Misión diplomática
la importancia de compartir más información y cooperar entre las autoridades
competentes de ambos países».
Precisa la información cubana suministrada a la
prensa nacional y a unos 60 corresponsales de medios internacionales
acreditados en La Habana que los datos «continuaron careciendo de descripciones
o detalles que facilitaran la caracterización de los hechos o la identificación
de posibles autores, en caso de haberlos».
Sobre este particular, las autoridades cubanas
reiteraron la necesidad de una cooperación efectiva, ampliaron las solicitudes
informativas a las autoridades estadounidenses e insistieron en ser notificadas
en tiempo real sobre la ocurrencia de nuevos incidentes para poder actuar de
forma oportuna, para contribuir al proceso investigativo y legal radicado de
acuerdo a la Ley de Procedimiento Penal cubana.
Enfatiza la Cancillería de La Habana que «las
informaciones entregadas por la parte estadounidense han llevado al comité de
expertos cubanos a concluir que estas son insuficientes y que el principal
obstáculo para el esclarecimiento de los incidentes ha sido la falta de acceso
directo a los afectados y a los médicos que los examinaron».
También están entre las insuficiencias «la entrega
tardía de evidencias y su carencia de valor, la ausencia de una información
primaria fiable y contrastable, y la imposibilidad de realizar intercambios con
los expertos estadounidenses».
Solo tras repetidas solicitudes al Gobierno de los
Estados Unidos, representantes de agencias especializadas de ese país viajaron
finalmente a La Habana el pasado mes de junio, se reunieron con sus
contrapartes cubanas, y volvieron a visitar Cuba en agosto y septiembre, según
consta en la Declaración cubana.
A estos expertos se les permitió trabajar en el
terreno «por primera vez en más de 50 años» y se les dieron todas las
facilidades, incluyendo la posibilidad de importar equipamiento, «como muestra
de buena voluntad y del gran interés del Gobierno cubano en concluir la
investigación», señala el Minrex.
Agrega que las autoridades cubanas valoran
positivamente esas tres visitas de los especialistas estadounidenses que, a su
vez, reconocieron «el alto nivel profesional de la investigación emprendida por
Cuba, con un elevado componente técnico y científico».
No hay evidencias de los alegados incidentes
Como resultado preliminar, destaca el documento,
hasta el momento, con la información disponible y los datos proporcionados por
los Estados Unidos, «no existen evidencias de la ocurrencia de los alegados
incidentes, ni de las causas y el origen de las afecciones de salud notificadas
por los diplomáticos estadounidenses y sus familiares».
Las investigaciones tampoco han podido identificar
posibles autores ni personas con motivaciones, intenciones o medios para
ejecutar este tipo de acciones, ni se ha establecido la presencia de personas o
medios sospechosos en los lugares donde se han reportado los hechos ni en sus
alrededores.
Al rechazar categóricamente cualquier
responsabilidad del Gobierno cubano en los alegados hechos, el Ministerio de
Relaciones Exteriores «reafirma una vez más que Cuba jamás ha perpetrado ni
perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra funcionarios diplomáticos ni
sus familiares, sin excepción. Tampoco ha permitido ni permitirá que su
territorio sea utilizado por terceros con este propósito».
También reitera el carácter eminentemente político
de la medida anunciada este 3 de octubre de 2017 por el Gobierno de Estados Unidos,
habida cuenta de que no hay resultados investigativos concluyentes, ni pruebas
de los incidentes.
«El Ministerio insta a las autoridades competentes
del Gobierno de los Estados Unidos a no continuar politizando este asunto, lo
cual puede provocar una escalada indeseada, así como enrarecer y hacer
retroceder más las relaciones bilaterales, ya afectadas por el anuncio de una
nueva política realizado en junio pasado por el presidente Donald Trump»,
puntualiza la Declaración, que reitera la disposición a continuar propiciando
una cooperación seria y objetiva para lograr el esclarecimiento de los hechos.
Por último estima que «será esencial la colaboración
más eficiente de las agencias competentes de los Estados Unidos» a fin de
llegar a conclusiones sobre lo acontecido.
A continuación, el ministro Bruno Rodríguez Parrilla
—quien inició su encuentro con la prensa transmitiendo condolencias a
familiares de las víctimas y al pueblo estadounidense por el ataque y masacre
ocurridos en Las Vegas, y reiteró la solidaridad con el pueblo puertorriqueño
que sufre las consecuencias del paso del huracán María y el ofrecimiento de
cooperación a sus autoridades— respondió a las preguntas de los periodistas.
Cuba favorece el diálogo
«Cuba no ha tomado ninguna medida contra los Estados
Unidos, en lo absoluto. No discrimina a sus empresas, invita a sus ciudadanos a
visitarla, favorece el diálogo y la cooperación bilateral, no ocupa ninguna
porción del territorio de Estados Unidos, y no ha adoptado absolutamente
ninguna medida de naturaleza bilateral, sino, al contrario, ha favorecido un
curso respetuoso sobre bases de igualdad soberana para tratar nuestras
diferencias y convivir civilizadamente con ellas, en beneficio de ambos pueblos
y países», afirmó el Canciller en respuesta a una indagatoria sobre los efectos
de esta situación en las relaciones.
«La política anunciada por el presidente Donald
Trump el 16 de junio y otros hechos que se han producido en este sentido
constituyen, en efecto, un retroceso y han enrarecido la relación bilateral»,
apuntó sobre la injustificable decisión política de Washington «que solo
beneficia a quienes quisieran descarrilar la posibilidad de que las relaciones
entre ambos países continúen avanzando, a quienes quisieran hacer revertir los
progresos alcanzados en los últimos años, solo puede beneficiar oscuros
intereses de un puñado de personas», dijo el Ministro.
En cuanto a los dos funcionarios canadienses que se
dicen con similares afectaciones de salud, Rodríguez Parrilla comentó: «Puedo
decir que las autoridades cubanas se mantienen en contacto y cooperación con
las autoridades canadienses».
Ante otra indagatoria, señaló que meses después de
que los voceros estadounidenses hablaron siempre de incidentes y falta de
evidencias, conclusiones investigativas o información que permitieran
relacionar las afecciones a la salud descritas por los diplomáticos
norteamericanos con dichos incidentes», el secretario Tillerson utilizó la
palabra «ataques», y expuso el Canciller que en su conversación con el
secretario Tillerson, este «no aportó un átomo de información que no hubiera
conocido la parte cubana anteriormente, y que no incluye absolutamente ni una
partícula de evidencia ni de resultado conclusivo de investigación, ni siquiera
de información de elementos de la investigación en progreso».
Bruno Rodríguez leyó parte de la nota emitida este
martes por el Departamento de Estado, la cual informa que «desde que redujera
el personal en la Embajada de los Estados Unidos en La Habana, debido a los
actuales incidentes que dañan la seguridad física de nuestro personal, y a que
el Gobierno de Cuba no ha adoptado todas las medidas necesarias para evitar
cualquier ataque a la integridad física, la libertad o la dignidad del personal
diplomático estadounidense acreditado y a los miembros de sus respectivos
núcleos familiares…», los funcionarios cubanos deben salir de Washington.
Subrayó que el Departamento de Estado no afirma que
hayan ocurrido ataques y habla otra vez de incidentes que dañan, supuestamente,
la seguridad física.
Pero imputa al Gobierno cubano no haber adoptado
todas las medidas necesarias para evitar cualquier ataque y esta es la
fundamentación que utiliza para solicitar que «las personas que se relacionan a
continuación, deben abandonar Estados Unidos en un término de siete días». Es
inaceptable e inexplicable el argumento, puntualizó.
Preguntas necesarias
Una serie de preguntas se formuló el Canciller: «Si
el deseo de la parte estadounidense ha sido proteger la salud de diplomáticos
que eventualmente podrían presentar dificultades de salud, ¿qué relación puede
tener esto con la decisión de reducir la presencia del personal diplomático
cubano en Washington? ¿Es esto una acción de reciprocidad? Obviamente no puede
serlo, porque no ha habido ninguna medida ni ninguna decisión cubana a la que
alguien pudiera pensar en reciprocar.
¿Es una medida de prevención, de protección en materia de salud del
personal diplomático? Es absolutamente
impensable. ¿Qué es esto? Es, evidentemente, una decisión política, no es una
decisión técnica asociada al proceso de investigación en curso. ¿Es una medida
de represalia? ¿Cuál es su propósito? Sería bueno que lo explicara la parte
estadounidense».
Agregó que en un comunicado Tillerson añadió como un
propósito de su orden, «el objetivo de asegurar la equidad en las operaciones
de las respectivas misiones diplomáticas». ¿Qué quiere decir eso?, pregunto al
Departamento de Estado.
Comentó que un funcionario —anónimo— del
Departamento de Estado ha dicho esta mañana que ha aparecido un diplomático más
afectado, y ante las preguntas de la prensa sobre cuándo ocurrió el hecho,
respondió que en enero de este año y que «han decidido darlo a conocer ahora,
porque ha sido, dijeron, reevaluado. Es sorprendente la falta de seriedad de
este enfoque», acotó.
Ironizó Bruno Rodríguez sobre el cantinfleo del
funcionario cuando dijo que «los ataques son reflejo de una serie de incidentes
que están afectando a nuestro personal diplomático y que han persistido durante
un tiempo largo, que han demostrado muy claramente que nuestro personal está
sufriendo estos ataques que provienen de alguien que está utilizando vías y
métodos desconocidos (…) La decisión de calificarlos como ataques —dice desde
el anonimato— refleja que ha existido un patrón consecuente entre los miembros
de nuestro personal que han sido afectados».
En cuanto a justificar la orden de que los
diplomáticos cubanos abandonen el territorio estadounidense para garantizar una
cifra equitativa «que permita el funcionamiento de nuestras embajadas
respectivas», se preguntó al Canciller si esa reducción «facilita, garantiza,
permite el funcionamiento de las embajadas», cuando el Departamento de Estado
ha dicho que su Embajada queda reducida a dar servicios de emergencia
únicamente.
Continúa el cantinfleo del funcionario
estadounidense: «Los equipos médicos están analizando todos los síntomas y
están teniendo en cuenta todas las posibilidades, pero han podido confirmar que
los síntomas que hemos descrito están ocurriendo y que nuestro personal está
mostrando síntomas».
A dicho funcionario anónimo —subrayó el Canciller—
le preguntan: «La reunificación familiar se afectará significativamente, ¿cuál
es el mensaje para los cubanos?», y responde: «Estamos evaluando el impacto que
la reducción de nuestro personal tendrá en estos asuntos», es decir, ¿cómo
evaluar a posteriori el impacto en los temas de reunificación familiar, de
otorgamiento de visas para inmigrantes y para visitantes a los Estados Unidos;
cómo el impacto de cortar bruscamente y de manera casi total los servicios
consulares en La Habana y en Washington puede ser evaluado después de haberlo
hecho?
Enfatizó el ministro Rodríguez Parrilla que «la
situación en que está hoy el Consulado de Cuba en Washington es de
extraordinaria precariedad: después de la decisión de Estados Unidos de retirar
personal cubano, ha quedado un solo funcionario consular en Washington.
Entiendo que ocurre lo mismo, lamentablemente, también en el Consulado General
de Estados Unidos aquí en La Habana».
Si el Gobierno de Estados Unidos aplicara estos
estándares para su servicio exterior, tendría que estar cerrando ahora docenas
de embajadas en el mundo, subrayó.
Sobre la investigación cubana de los supuestos
incidentes
A una pregunta sobre la investigación cubana, el
titular de Exteriores afirmó que ya había mencionado el reforzamiento de todas
las medidas de protección al personal diplomático estadounidense y que «no se
han adoptado otras adicionales, por decisión del Departamento de Estado». Estas
medidas incluye el haber establecido una línea de comunicación inmediata entre
la Embajada de Estados Unidos y los dispositivos creados como parte de esta
investigación, para atender e investigar cualquier incidente pero, apuntó,
«lamentablemente, la inmensa mayoría de los incidentes ocurridos fueron
reportados por la Embajada de Estados Unidos meses después de que ocurrieran».
Señaló, además, que «el grupo de expertos cubanos,
de peritos cubanos, no ha tenido la posibilidad de visitar los lugares
afectados que involucran residencias de personal diplomático, porque ello ha
sido impedido por la parte estadounidense».
Tampoco han sido posible, a pesar de solicitarlo
reiteradamente, encuentros entre el personal médico cubano que integra esta
investigación, con los especialistas médicos estadounidenses.
«Puedo decir también que—tal como he mencionado
aquí— la escasa evidencia, supuestamente evidencia, compartida por la parte
estadounidense después de peritajes extremadamente profesionales, que responden
a los más altos estándares internacionales, ha sido considerada irrelevante a
los efectos de la investigación en curso; pero puedo reiterar la decisión del
Gobierno cubano de continuar esta investigación en cualquier condición»,
añadió.
Puntualizó que reiteraba a las autoridades del
Gobierno de Estados Unidos «la solicitud de que compartan evidencias, permitan
encuentros entre los médicos estadounidenses y cubanos que han tratado estos
asuntos, y realicen una cooperación más efectiva». Tampoco se ha permitido que
el comité de expertos cubanos intercambie con los diplomáticos que alegaron los
síntomas.
En cuanto a la agenda bilateral que sostenían
funcionarios de Cuba y Estados Unidos, y ahora plantea el Departamento de
Estado solo podrán realizarse en Washington, Bruno Rodríguez señaló que «estas
decisiones seguramente afectan y afectarán las relaciones bilaterales, en
diversos ámbitos. El clima, ya enrarecido por el cambio de política anunciado
el 16 de junio en Miami y por el discurso de las máximas figuras del Gobierno
estadounidense recientemente en las Naciones Unidas, sin duda se verá
enrarecido aún más con estas decisiones políticas precipitadas».
Agregó con énfasis: «He visto ya que en algunos
medios de prensa se dice que parte de los funcionarios diplomáticos cubanos a
quienes se ha conminado a abandonar el territorio de los Estados Unidos son
oficiales de inteligencia. Puedo decir categóricamente que desde la creación de
la Oficina de Intereses de Cuba en Washington hasta este minuto, los
funcionarios diplomáticos cubanos jamás realizaron ni realizan actividades de
inteligencia. No lo hizo, no lo ha hecho ninguno de los funcionarios
diplomáticos incluidos en la lista del Departamento de Estado que han sido
conminados a abandonar ese país».
Debo reiterar que el Gobierno de los Estados Unidos,
con estas acciones políticamente motivadas e irreflexivas, es responsable del
deterioro presente y probablemente futuro de las relaciones bilaterales».
Fuente:
JUVENTUD REBELDE
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