GRANMA RECUERDA DESCRIPCIÓN DEL CARIBE COMO "FRONTERA IMPERIAL" HIZO EL EXPRESIDENTE BOSCH
LA HABANA (7 Diciembre 2017).- El expresidente
dominicano Juan Bosch describió el Caribe como una «frontera imperial», punto
de conflicto de los intereses económicos y políticos de las grandes potencias. Esa
realidad no ha cambiado un milímetro desde Cristóbal Colón hasta nuestros días.
Detrás de las playas paradisiacas y los barrios
multicolores que ilustran portadas de revistas en el mundo entero, la región
acumula una larga historia de explotación, subdesarrollo e intentos de
dominación.
Es por eso que la integración de los pueblos
caribeños, a pesar de las diferencias idiomáticas y culturales, resulta el
único camino posible para saldar las grandes deudas de un pasado colonial que
algunos, como Estados Unidos, se empeñan en reeditar en pleno siglo XXI.
El próximo viernes se cumplen 45 años de un gesto
que transformó la relación de Cuba con el resto de las naciones caribeñas. El 8
de diciembre de 1972, los líderes de Trinidad y Tobago, Barbados, Jamaica y
Guyana, que habían obtenido su independencia pocos años atrás, decidieron
establecer relaciones diplomáticas con el gobierno revolucionario encabezado
por Fidel Castro.
La decisión saltó las alarmas de Washington, que
intentaba aislar a Cuba por todas las vías políticas a su alcance, pues ya se
había percatado que la economía avanzaba a un ritmo acelerado a pesar de sus
sabotajes económicos.
«Probablemente, los líderes de estos países,
considerados igualmente padres fundadores de la independencia de sus naciones y
de la integración caribeña, Errol Barrow, de Barbados; Forbes Burnham, de
Guyana; Michael Manley, de Jamaica, y Eric Williams, de Trinidad y Tobago, al
decidir el establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, comprendían que
estaban trazando el camino para lo que sería después la política exterior de la
Comunidad del Caribe, que tiene hasta el día de hoy tres características
fundamentales: la independencia, la valentía y la acción concertada», dijo
Fidel en el aniversario 30 de la efeméride.
Es difícil encontrar un rincón del Caribe sin una
huella cubana. Decenas de miles de colaboradores de distintos sectores, desde
médicos y pedagogos, hasta ingenieros y constructores, han ayudado a
transformar la realidad de las comunidades más pobres, esas que no salen en los
posters turísticos.
Asimismo, según fuentes oficiales, más de cinco mil
jóvenes caribeños se han formado en las aulas cubanas durante las últimas
décadas y ahora multiplican en sus países la experiencia adquirida sin costo
alguno.
La VI Cumbre Caricom-Cuba coincide con el
aniversario 15 del mecanismo que tuvo su primera cita en La Habana en el 2002.
Cartel: MINREX
La VI Cumbre Caricom-Cuba, que se efectuará el
próximo viernes en Antigua y Barbuda, será una nueva oportunidad para hacer
balance del trabajo de un mecanismo que acumula 15 años de existencia, desde la
primera cita en La Habana en el 2002.
La cooperación actual es amplia y abarca sectores
estratégicos como salud, educación, deporte, cultura y construcción, pero como
ha sido reconocido en encuentros anteriores, todavía resta mucho potencial por
explotar.
Según datos aportados en marzo de este año por el
ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, los
intercambios económicos entre las naciones del Caricom y Cuba rebasaron los 120
millones en el 2016, casi el doble que el año anterior, pero todavía están por
debajo de las posibilidades reales. La cita en Antigua y Barbuda permitirá que
delegaciones de los sectores comerciales y empresariales se sienten a valorar
nuevas oportunidades.
Los desafíos comunes, como el enfrentamiento al
cambio climático, también encontrarán espacio en las mesas de discusiones del
encuentro.
Este año dos poderosos huracanes, Irma y María,
dejaron devastadas varias naciones del Caribe, evidenciando la vulnerabilidad
ante los desastres naturales cada vez más intensos a los que está expuesta la
región.
La fuerza de los vientos y la magnitud del desastre
puso a prueba las instituciones caribeñas y también la solidaridad internacional.
Lo cierto es que la primera ayuda en arribar a las zonas más dañadas provino de
los países vecinos.
En Dominica, una nación que vio afectado casi el 90
% de sus viviendas, los enfermos más graves eran transportados por aire a las
islas vecinas para recibir atención médica urgente.
Equipos de rescate de Cuba y Venezuela estuvieron
entre los primeros en llegar al terreno para socorrer a quienes quedaron
atrapados por las avalanchas de lodo o las crecidas de ríos.
Organismos regionales como Cdema (por las siglas en
inglés de Agencia Caribeña para el Manejo de Desastres) movilizaron recursos
vitales y el Sistema Regional de Seguridad, que aúna a las fuerzas públicas de
Caricom, ayudaron a imponer el orden en los momentos más críticos.
A pesar de sufrir también el impacto de Irma en
buena parte de su territorio nacional, Cuba ofreció ayuda a las islas más
afectadas, entre ellas Dominica y Antigua y Barbuda.
Un barco cubano movilizó cientos de toneladas de
ayuda humanitaria en alimentos y materiales de construcción, y brigadas de
linieros, trabajadores forestales y constructores de la Mayor de las Antillas
se desplegaron en el terreno para sumarse a las labores de reconstrucción.
Los médicos cubanos en ambas islas sufrieron el
impacto de los meteoros junto a los pobladores y se mantuvieron prestando
servicios en todo momento. Una brigada especial del Contingente Henry Reeve fue
desplazada a Dominica durante un mes, ante la posibilidad de que se desataran
brotes epidémicos.
Irma y María demostraron que los embates de la
naturaleza se suman a los desafíos que enfrenta el Caribe, pero huracanes mucho
más intensos amenazan la integración regional en el escenario político.
El Apóstol cubano, José Martí, veía en la
independencia de Cuba y Puerto Rico, dos naciones caribeñas, una barrera para
impedir que Estados Unidos extendiera su dominio sobre el resto de América
Latina.
Las posiciones defendidas este año por las naciones
del Caribe en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) confirman
el papel estratégico que desempeña la región para evitar maniobras
estadounidenses en casos como el de Venezuela, cuyo gobierno enfrenta la
hostilidad de Washington por intentar llevar adelante profundos cambios de
beneficio social en el país que tiene las mayores reservas probadas de petróleo
del mundo.
Asimismo, la posición histórica del Caribe en
rechazo al bloqueo económico, financiero y comercial que aplica Estados Unidos
contra Cuba, demuestra que los principios elementales de justicia, incluso
cuando son defendidos por pequeños y vulnerables estados insulares, prevalecen
sobre las presiones y chantajes de una gran potencia.
«Enfrentamos retos comunes que solo podremos vencer
con la más estrecha unidad y eficaz cooperación», aseguró el General de
Ejército Raúl Castro en la inauguración de la V Cumbre Caricom-Cuba celebrada
en La Habana.
La integración caribeña y latinoamericana, concluyó
el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros cubano, «es una
necesidad vital para nuestra supervivencia».
Por
SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ
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