EL TRÁFICO ILEGAL DE MADERA SE DISPARA EN LATINOAMÉRICA
GINEBRA, Suiza (22 Enero 2017).- El crecimiento de la clase media en China, así como
la laxitud legislativa de algunos países de Latinoamérica y la presión
internacional sobre otros delitos de mayor impacto, han provocado un aumento
del tráfico ilegal de madera en la región latinoamericana, según la
Organización de Naciones Unidas.
“La cantidad de especies y el área que cubre el
tráfico ilegal de madera está creciendo en Latinoamérica porque estamos
abasteciendo a una población que antes no tenía acceso a estos productos y que
ahora tiene más poder adquisitivo, especialmente en China”, aseguró la
coordinadora regional de Gobernanza Ambiental de la oficina de ONU Medio
Ambiente, Andrea Brusco.
La relación costo-beneficio del tráfico ilegal de
madera, apuntó, es “muy alta” porque varios países de la región aún no lo han
tipificado como delito y apenas castigan a los traficantes y porque otras
actividades delictivas, como el narcotráfico o la trata de personas, “cuentan
con toda una red global de persecución”.
“Hemos visto ejemplos en la región de grupos de
narcotraficantes que han cambiado las drogas por la madera ilegal. La realidad
es que las bandas van a seguir delinquiendo y van a buscar nuevas opciones”,
afirmó la especialista.
Además, añadió, los crímenes ambientales son cada
vez más complejos y tienen más conexión con los delitos “de cuello blanco”,
como el lavado de dinero, la evasión fiscal y la corrupción, lo que dificulta
su seguimiento.
A diferencia de otros crímenes en los que hay una
gran cantidad de cifras, en el tráfico ilegal de madera apenas hay datos
desglosados por región porque es muy difícil de cuantificar y porque muchas
veces la madera ilegal va mezclada con la que ha sido extraída de manera
lícita, explicó Brusco.
El
30% de la madera comercializada en el mundo es ilegal
La ONU Medio Ambiente calcula que el 30 % de la
madera que se comercializa en el mundo es ilegal y que este delito movió en
2016 entre 50,7 y 152 billones de dólares, frente los 30 y 100 billones de
2014. Los bosques asiáticos son los principales damnificados seguidos de los
latinoamericanos, según el organismo internacional.
La experta recordó que en 2014 la Organización
Internacional de Policía Criminal (Interpol) hizo un operativo en 12 países
latinoamericanos y se incautó el equivalente a “20 piscinas olímpicas de madera
ilegal”.
En Panamá, donde se encuentra la oficina regional de
la ONU Medio Ambiente, Interpol decomisó 13 contenedores de cocobolo,
equivalentes a 200 metros cúbicos, que iban de camino a Hong Kong, en China.
El cocobolo, cuya extracción está casi prohibida
desde hace unos años en Panamá y en otros países, es un tipo de madera
altamente cotizada en Asia y Estados Unidos, que se usa para elaborar muebles e
instrumentos musicales y que se saca del Darién, una impresionante selva que
hace de frontera natural con Colombia.
La región, según Brusco, tiene también un
“importante” déficit en temas relacionados con el uso del suelo y de tenencia
de tierras: “Si las comunidades se sienten dueñas de la tierra, pueden
contribuir más a resguardar los bosques amenazados”.
Espacio
para la esperanza
Sin embargo, a pesar de este escenario, Brusco cree
que hay espacio para la esperanza porque “los países de la región están poco a
poco tomando conciencia de la gravedad del asunto”.
Varios países, entre los que se encuentran la
mayoría de Centroamérica y Brasil, han creado fiscalías ambientales y están
implementando sistemas de trazabilidad y control forestal, que permite seguir
la trayectoria de la madera mediante dispositivos electrónicos (chips).
“Son delitos que requieren una respuesta sistémica
porque son muy difíciles de controlar por la inmensidad de las selvas”,
concluyó.
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