PRESIDENTE DESTACA VIDA DE DESERTOR COMO EVIDENCIA CRUELDAD DEL RÉGIMEN DE PYONGYANG

WASHINGTON (1 Febrero 2018).- El presidente Trump le puso un rostro humano al terror que Corea del Norte ha impuesto a su pueblo al saludar a Ji Seong-ho, un desertor de Corea del Norte que casi pereció de hambre, perdió extremidades y fue torturado en un país al que el presidente calificó de “depravado”.

En uno de los momentos más emotivos de su primer discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente saludó a Ji.

Ji se puso de pie y mostró las muletas que su padre le fabricó y que siendo joven usó para viajar miles de kilómetros por todo el sudeste asiático para escapar de Corea del Norte. Ji recibió una fuerte ovación de la audiencia, conformada por legisladores, el gabinete presidencial, jueces del Tribunal Supremo y otros.

A los 13 años de edad, en 1996, mientras sacaba carbón de los trenes para canjearlo por alimentos, Ji cayó bajo un tren, perdió una pierna y parte de un brazo y tuvo que soportar amputaciones sin anestesia. Más tarde fue torturado por las autoridades de Corea del Norte por haber hablado con cristianos en China.

Ji escapó en el año 2006 y ahora trabaja en Seúl para ayudar a otros norcoreanos a encontrar la libertad y para transmitir por radio “lo que más teme el régimen: la verdad”, dijo Trump.

“Su gran sacrificio es una inspiración para todos nosotros”, dijo el presidente en su discurso del 30 de enero. “Ningún régimen ha oprimido a sus propios ciudadanos más total o brutalmente que la cruel dictadura de Corea del Norte”.


Los desertores de Corea del Norte han descrito los horrorosos tratos, incluyendo tortura, violencia sexual, ejecuciones sumarias, privación de alimentos y abortos forzados. El sistema de prisión política en el país detiene a cientos de miles de personas, incluidos niños. 

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