Hoy no es un día cualquiera: todos conocemos la
reputación de los días martes 13, y muchísimas personas alrededor del mundo
sufren ante esta fecha un temor ingobernable, una fobia cuyo nombre técnico es
Trezidavomartiofobia.
Ahora bien, ¿de dónde proviene este tradicional
miedo? ¿Cuáles son sus fuentes, las causas que lo hacen efectivo?.
Queda claro
que no es un asunto nuevo, ni de un lugar del mundo en particular: el martes 13
tiene mala fama en las culturas más diversas, y desde tiempos inmemoriales.
En realidad, se tiende a creer que se trata de dos
supersticiones conectadas: la que recae sobre el día martes, y la que pesa
sobre el número trece.
Ambas se combinaron, tal vez por primera vez, o por
vez definitiva, el martes 13 de abril de 1204, cuando cayó Constantinopla en la
Cuarta Cruzada. Desde muchos siglos atrás, el día martes implicaba mala fortuna
tanto para griegos como para romanos, ya que se lo vinculaba con Ares y con
Marte, dioses de la guerra.
Algunas leyendas indican que también un martes 13,
todavía antes, se produjo la mítica confusión de las lenguas en la Torre de
Babel.
Respecto del número 13, que todavía hoy, en nuestros
tiempos de razón y ciencia, falta entre los pisos de algunos edificios o en las
filas de ciertos aviones, las causas de la maldición son variadas y numerosas:
se cree que Judas, quien traicionó a Cristo, era el número trece en la mesa de
la Última Cena; del mismo modo que Loki, el dios tramposo, maligno y atrevido
de la mitología nórdica fue el treceavo invitado en una catastrófica cena de
dioses en el Valhalla.
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