EL NÚMERO DE NIÑOS QUE TRABAJAN EN EL MUNDO ASCIENDE A 152 MILLONES, SEGÚN LA OIT
ROMA (12 Junio 2018).- El número de niños que
trabajan en la agricultura ascendió hasta los 108 millones en el mundo,
impulsado en parte por los conflictos y los desastres naturales, señaló hoy la
ONU en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
El director general adjunto de la Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Daniel
Gustafson afirmó en un acto en Roma que en los últimos años se ha incrementado
el trabajo infantil tras una serie de descensos por la intensificación de los
conflictos armados, los desastres relacionados con la meteorología y la
migración forzada.
“Es probable que los niños que trabajan muchas horas
continúen engrosando las filas de los pobres y hambrientos. Como sus familias
dependen de su trabajo, esto priva a los niños de la oportunidad de ir a la
escuela y les impide obtener empleos decentes e ingresos en el futuro”,
advirtió.
Gustafson relacionó así el objetivo de erradicar el
hambre para 2030 con el de acabar con el trabajo infantil para 2025, como fija
la agenda de desarrollo sostenible aprobada por la comunidad internacional en
2015.
Las últimas estimaciones de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) reflejan que se ha pasado de involucrar a 98
millones de niños en las actividades agrícolas en 2012 a un total de 108
millones en 2016, cifra que representa el 71 % de los 152 millones de menores
que trabajan a nivel mundial.
El especialista de la OIT Simon Steyne explicó que
se trata en su mayoría de un empleo “no remunerado” que comienzan a desempeñar
los niños de entre 5 y 7 años de edad en las familias pobres, y que con el
tiempo suele volverse “más peligroso”.
Ocurre, por ejemplo, cuando trabajan en campos
tratados con pesticidas o cargan con mucho peso, por lo que Steyne llamó a
investigar más ese tipo de riesgos para una población vulnerable como la
infantil y dar respuestas para asegurarles su derecho a la salud.
El experto también instó a completar la educación de
estos grupos para evitar que caigan luego en el desempleo o la precariedad, de
modo que se sustituya el empleo no pagado por otro cualificado y seguro que sí
les genere ingresos.
Bernd Seiffert, técnico de la FAO, agregó que, a
diferencia de las pequeñas tareas en el hogar, se debe luchar contra las
ocupaciones que interfieran con la educación obligatoria de los niños,
incumplan la edad mínima para trabajar y resulten peligrosas o dañinas.
Con el fin de garantizar una transición a un empleo
juvenil seguro a partir de los 18 años, Seiffert apuntó que están promoviendo
actividades alternativas con métodos biológicos en lugar de usar pesticidas,
medidas de protección social o la alimentación escolar.
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