WASHINGTON
(16 Julio 2018).- La esférica superó la barda de jardín central y los
aficionados estallaron en un solo alarido. Bryce Harper arrojó su bate, levantó
ambos índices hacia el cielo y soltó un grito de éxtasis mientras llovían
serpentinas sobre la multitud de 43,698 aficionados.
Pudo haberse
tratado de un juego de playoffs. Pero que fuera solo el Derby de Jonrones no le
importó a Harper ni a los aficionados de los Nacionales de Washington, que
quedaron emocionados con ver al héroe local sacudir el último cuadrangular de
la noche del lunes.
En medio de
todo -- en especial de una temporada complicada -- Harper tomó el micrófono y
dijo: "Este público: ¡Wow! ¡Nacionales de Washington, baby!"
Con una
demostración excepcional de poder y bateo oportuno, Harper vino de atrás en la
ronda final ante los lanzamientos de su padre para vencer 19-18 a Kyle
Schwarber de los Cachorros de Chicago.
Harper bateó
el bambinazo de la victoria en tiempo extra, la recompensa por pegar dos
cuadrangulares de al menos 440 pies durante los cuatro minutos de tiempo
regular. Luego de que conectó el tablazo ganador, el toletero de los Nacionales
entró de inmediato en modo festivo.
"Tenemos
a algunos de los mejores aficionados del béisbol, y poder hacer esto en
compañía de mi familia, es un momento increíble, no solo para mí, sino para la
organización y los fanáticos de los Nacionales", dijo Harper.
Su compañero
en Washington, Max Scherzer, el abridor por la Liga Nacional para el juego del
martes, también apreció el momento.
"Es
increíble. Estamos en casa", dijo Scherzer. "El público lo respalda.
Entró en ritmo, no se complicó y siguió pegando jonrón tras jonrón".
Vistiendo
una banda en la cabeza que asemejaba a la bandera del Distrito de Columbia y
una manga en el brazo derecho con las franjas y las estrellas de la bandera
estadounidense, Harper estaba abajo 18-9 con 1:20 de tiempo restante antes de
remontar. Sonó jonrones en nueve de sus últimos 10 turnos del tiempo regular.
Harper hizo
arreglos para tener a su padre, Ron, lanzándole en el concurso anual que es
parte de las festividades del Juego de las Estrellas, lo que hizo que el
momento fuera incluso más memorable.
"Solo
soy tan bueno como el que me lanza la pelota", dijo Harper con una
sonrisa.
Horas antes
del concurso, Harper se emocionó al hablar sobre la oportunidad de que su padre
participara en el evento. El cañonero de 25 años dijo que su papá "se mató
trabajando todos los días para proveer a su familia" y "poder
lanzarme ahora en un parque de Grandes Ligas es la cereza del pastel".
Después, Ron
Harper dijo de su hijo: "Lo hizo fenomenal. Estoy muy orgulloso. Es un
gran chico. No se puede pedir más".
Ha sido una
temporada complicada para Harper, quien batea para apenas .214 con los decepcionantes
Nacionales. Ganó el concurso que muchos cañoneros evitan por miedo a que los
desgaste o les saque de ritmo.
Harper, en
cambio, solo puede esperar a que le ayude a recuperar su nivel.
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