FRANCIA ARRUINA EL EXPERIMENTO BELGA Y ESTARÁ EN LA GRAN FINAL DEL MUNDIAL DE FÚTBOL
MOSCÚ (10 Julio 2018).- La gloria no será para Bélgica, pero no por ello
dejará de ser recordada una de la selecciones más brillante de este Mundial.
Porque el ambicioso proyecto que comenzaron en 1998, hace ahora 20 años, con
una profunda reestructuración de su fútbol base y que terminaba en este
Mundial, dejó una magnífica impresión. Su exhibición ante Brasil merece un
lugar en la historia. Pero no solo de brillantez vive el fútbol moderno. Por
eso Francia, un enorme equipo de fútbol, hizo valer la suficiencia con la que
ha ido superando fases casi sin apuros para clasificarse para la tercera final
de su historia. De nuevo con un gol a balón parado. Esta vez del azulgrana
Umtiti.
El imaginario colectivo recordará al ilusionante
equipo de Roberto Martínez. Su propuesta fue siempre ambiciosa. No temieron el
lado duro del cuadro cuando derrotaron a Inglaterra. Pocas veces especularon y
demostraron una enorme pasión para sobrevivir a Japón cuando caían por dos
goles. Ante cualquiera asumieron riesgos. También en la semifinal. Pero no
sería eso lo que les dejase sin la primera final de su historia, sino un bloque
sin apenas fisuras físicas, técnicas o psicológicas, que contiene todos los
elementos necesarios para ser casi imbatible. Un grupo con una personalidad
extraordinaria que ha llegado a la final de un campeonato del mundo sin
demasiados momentos de crisis. Esa es Francia. La máxima favorita sea quien sea
su rival el próximo domingo.
El encuentro entre dos de las grandes de este
torneo, para muchos la final anticipada, estuvo presidido por un enorme respeto
y una gran dosis de tacticismo. Solo Mbappé rompió con esa máxima con una
arrancada sorprendente al inicio del partido. Pero ese aviso no fue más que un
espejismo. Porque el dueño del balón sería Bélgica. De nuevo un equipo valiente
que buscó el triunfo desde la pausa, el control y la persistencia.
Este Mundial ha resuelto que Roberto Martínez, por
si había dudas, es uno de los grandes estrategas de este deporte en los
banquillos. Ante Brasil dio una lección con ciertas variaciones tácticas que
influyeron decisivamente en el resultado final. Contra Francia volvió a ser
valiente para correr riesgos y plantar cara con argumentos futbolísticos a la
enorme presencia física de Francia en el centro del campo.
Y el entramado de medios del conjunto belga logró
minimizar las rápidas transiciones de los de Deschamps durante buena parte del
encuentro. Tres centrales protegían a un Courtois en estado de gracia y Hazard
se erigía en el faro de las operaciones desde la izquierda. Pronto el dominio
belga comenzó a atosigar a los franceses, exigidos como pocas veces en esta
Copa del Mundo.
La acumulación de hasta cuatro hombres en el centro
les permitió tener mayor eficiencia en la presión tras pérdida. Y por ahí
llegaron los mejores cartuchos de Bélgica. Se despistó Pavard, lateral derecho
revelación del torneo, en un par de ocasiones y Hazard estuvo cerca de
hacérselo pagar muy caro. La ofensiva fue cada vez más aguda y pronto Varane y
Umtiti tendrían que sujetar a su equipo con despejes milagrosos.
Aunque para milagros los de Hugo Lloris. Si ante
Uruguay salvó a su equipo con una estirada fantástica, contra Bélgica terminó
de purgar sus pecados por su error hace dos años en la final de la Eurocopa
ante Portugal. Un disparo de Alderweireld que parecía en la red, lo despejó el
guardameta contra estirada sorprendente y eficaz.
Acudieron al rescate Griezmann y Pogba para
asociarse en el medio y proponer transiciones rápidas con mayor pericia. El
trabajo de Kanté también empezó a lucir y llegaron los problemas para Bélgica,
que ante la presión francesa mostró grandes carencias para mantener el balón.
Francia descubrió que donde era más endeble el
equipo de Martínez era por la banda izquierda, en la que Hazard tenía que
actuar como extremo y carrilero. Y por allí percutieron Mbappé y Pavard para
que este último tuviese un claro mano a mano. Courtois sacó un pie al más puro
estilo Casillas en Johanesburgo para dar al traste con la ocasión.
Los porteros brillaban por encima de los finos
estilistas en un duelo excesivamente táctico. El finalista debía ser el que
mantuviese la capacidad para no perder presencia en el centro del campo cuando
las piernas comenzasen a pesar. Pero no fue así, porque de nuevo una jugada a
balón parado dio a Francia un enorme rédito. Umtiti se adelantó en el saque de
un córner y remató de cabeza ante el gigante Fellaini para batir a Courtois.
La pausa belga se convirtió entonces en nerviosismo.
Roberto Martínez dio entrada a Mertens para profundizar por la derecha e
intentó inclinar el campo para que alguna de sus torres disparase con lo que
fuese. Fellaini remató fuera con los ojos cerrados un centro del extremo del
Nápoles. Proponía Bélgica una ruleta rusa muy peligrosa ante la selección que
mejor contragolpea en este campeonato del mundo. La última media hora fue un
asedio constante, pero no concretó Bélgica su dominio con ocasiones de peligro.
Francia volvió a cerrar el encuentro con oficio y el sufrimiento esperado no
fue tal.
Una vez más una jugada a balón parado resolvió un
partido en este Mundial. Y otra vez fue Francia quien golpeó primero, para
noquear a un rival tan experimental como ilusionante. Los de Deschamps alcanzan
su tercera final sin necesidad de prórrogas, con la solvencia del campeón. Se
maneja en todos los registros un equipo que hace dos años, en la final de la
Eurocopa, también cantó victoria antes de tiempo. Ese podría ser su peor
enemigo el próximo domingo.
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