LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ”: DEFENSORES DE LA LIBERTAD RELIGIOSA


WASHINGTON (23 Julio 2018).-  Rusia ha tipificado como delito las actividades de los Testigos de Jehová, al calificarlos como “extremistas”, deteniendo a sus miembros y haciendo redadas en sus domicilios. 

Sin embargo esta comunidad de creyentes tiene una larga historia de apoyar la libertad religiosa en muchos lugares del mundo, como en Estados Unidos. Aunque sus criterios religiosos pueden ser controvertidos los Testigos de Jehová son personas de fe.

¿Quién es un “Testigo”?

Surgido de un movimiento cristiano de avivamiento en los Estados Unidos del siglo XIX, los Testigos de Jehová se adhieren a una interpretación única de la Biblia. Rechazan a la Santísima Trinidad y creen en el mandato singular de Dios, al que llaman Jehovah.

Enseñan que todas las instituciones creadas por el hombre, incluyendo los gobiernos y la religión organizada, están inherentemente corrompidas. Por ello rechazan actividades políticas, como votar, el servicio militar y prestar juramento. Tampoco creen en la transfusión de sangre.

Las congregaciones pueden estar aisladas pero se espera que los Testigos de Jehová dediquen varias horas del mes a compartir su credo “tocando a la puerta” o repartiendo panfletos.

Estados Unidos es la sede de la población más grande de Testigos de Jehová, aunque México, Brasil, Nigeria y Japón también tienen comunidades considerables. Se apoyan mutuamente enviando ayuda luego de desastres naturales u organizando campañas para los Testigos perseguidos.

“Somos personas de todas las procedencias, que queremos ser buenos ciudadanos y que compartimos las mismas preocupaciones y esperanzas que todos tienen”, dice Robert Zick, portavoz en la sede mundial de los Testigos de Jehová.

Libertad religiosa

Los Testigos de Jehová plantearon varios casos trascendentales al Tribunal Supremo de Estados Unidos en el siglo XX. Estos pusieron a prueba y reforzaron las leyes de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protegen la libertad de expresión, culto y asamblea.

Los testigos fueron llevados ante los tribunales por ser “personas difíciles”, dice Sally Gordon, profesora de historia y derecho constitucional en la Universidad de Pensilvania. Tienen creencias que no son convencionales que están obligados a compartir con los no creyentes, que pueden sentirse molestos o insultados por sus esfuerzos.

“Pero hay una diferencia entre estar molesto con alguien y golpearlos por ello”, dice Gordon.

En 1940, un testigo de Jehová llamado Jesse Cantwell molestó tanto a dos hombres con sus llamados a la puerta que ellos “se sintieron tentados de golpearlo”, sin embargo hicieron que fuese arrestado por perturbar la paz y por carecer de un permiso. El Tribunal Supremo determinó que eso violó los derechos de Cantwell protegidos por la Primera Enmienda.

El caso de Cantwell v. Connecticut (en inglés) decidió que los gobiernos no pueden definir los credos ni las prácticas religiosas. También determinó que, sin que importe cuan ofensivos sean los criterios de una persona, está en contra de sus derechos silenciar a esa persona si su discurso no incita a un comportamiento violento y desenfrenado.

El Tribunal se refirió a su determinación en apoyo de la “expresión pacífica de criterios impopulares”, establecido por el caso Cantwell en 1940 para resolver futuros casos importantes de derechos civiles. Del derecho de los afroestadounidenses a protestar pacíficamente contra la segregación (en inglés) al derecho de los estudiantes a en silencio condenar la Guerra de Vietnam (en inglés), los casos relativos a los Testigos de Jehová han beneficiado al derecho de millones de estadounidenses para expresar sus creencias.

“Esas personas no son violentas. Es posible que digan cosas desagradables, pero tienen el derecho de confrontar y desafiar a un gobierno”, dice Gordon.

Prisioneros de conciencia

Los expertos dicen que, históricamente, la persecución o protección de los Testigos de Jehová es considerada como una prueba para ver cómo las sociedades y las instituciones que las gobiernan han de tratar a otras comunidades religiosas.

Más de cincuenta testigos de Jehová enfrentan actualmente juicios penales en Rusia, según Forum 18, una entidad de derechos humanos con sede en Noruega que promueve la libertad religiosa. En abril de 2017 Rusia prohibió esa religión y la calificó de “organización extremista”.

La definición legal de extremismo es vaga en Rusia y los tribunales rusos la han interpretado para incluir prácticas de los testigos de Jehová como la objeción de conciencia a la guerra y el rechazo al tratamiento médico en base a criterios religiosos.

“El gobierno ruso está ajustando las cuerdas a la capacidad de la gente para ser libre y creer en lo que quiera”, dijo Stacy Davis, de la Oficina de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Las “enmiendas de Yarovaya” adoptadas en Rusia en 2016 imponen amplias restricciones a la evangelización. Varios testigos de Jehová han sido arrestados por auspiciar estudios de la Biblia en sus domicilios.

Davis afirma que los testigos de Jehová son apenas una de las minorías religiosas perseguidas en Rusia. Para el mes de julio de 2018 había 108 prisioneros de conciencia en Rusia, según datos del grupo ruso de derechos humanos Memorial.

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