EL ULTRADERECHISTA JAIR BOLSONARO, CANCELÓ LA INVITACIÓN A CUBA Y VENEZUELA
LA HABANA
(29 Diciembre 2019).- Cuánto honor nos hace el nuevo presidente de Brasil, el
ultraderechista Jair Bolsonaro, con haber cancelado la invitación a Cuba y
Venezuela, de manera que los representantes de ambos países no asistan a su
investidura presidencial la próxima semana, de acuerdo con un comunicado de la
Cancillería.
Resultaría
denigrante acompañar en un acto protocolar a la persona que ha sido capaz de
poner en riesgo la salud de millones de brasileños al provocar la salida de los
médicos cubanos que cumplían su honrosa misión en los más intrincados lugares
de la geografía brasileña.
Como si esto
fuera poco, sería totalmente contrario a nuestros principios posar ante las
cámaras con alguien que, solo unos días
antes de asumir la presidencia, recibía en su residencia particular de
Río de Janeiro al contrarrevolucionario de origen cubano Orlando Gutiérrez-Boronat.
Poco ético y
nada profesional es el calificativo menos fuerte con el que se puede
interpretar este convite, donde de lo
único que se habló fue de planes contra Cuba, de la «dictadura cubana» y otra
ensarta de sandeces para nada propias de quien va a dirigir los destinos de un
país en los próximos años.
El líder
ultraderechista, en un mensaje en su cuenta en Twitter, calificó a
Gutiérrez-Boronat como «uno de los principales denunciantes de las atrocidades
cometidas por la dictadura cubana», señala un despacho de EFE.
Pero siempre
en este tipo de encuentros entre personajes como Bolsonaro y Gutiérrez, suelen
aflorar elementos que, además de insolentes son faltos de ética, como el de
pedir una Cuba libre, en voz de Bolsonaro.
Aquí cabe la
interrogante de si se refería al trago de la Isla, elaborado con el mejor ron
del mundo y con refresco de cola, el conocido Cuba libre, que en un ambiente
entre el anfitrión y su visitante pudiera servirles para matizar sus
trasnochadas diatribas anticubanas.
Como
antecedente a este efusivo encuentro Bolsonaro-Gutiérrez, vale recordar que el
hijo del primero, Eduardo, viajó a Miami en días pasados, se reunió con
nostálgicos de la contrarrevolución, entre ellos Gutiérrez, con quien posó para
las cámaras y dejó constancia de la identificación entre ambos.
Luego, en
una llamada Cumbre Conservadora de las Américas inventada por el hijo del
mandatario brasileño, también Gutiérrez estuvo como el primero y resultó «muy
atrayente» a los anfitriones la propuesta de «hacer un juicio a las dictaduras
de Cuba y Venezuela», para el cual el nuevo mandatario brasileño ofreció su
nación como sede.
Aunque los
despachos de prensa no lo dicen, de lo que estoy seguro es de que el capitán
Bolsonaro se equivocó una vez más, y cuando recordaba la dictadura militar en
su país –la que ha dicho que añora–, en vez de escribir Brasil escribió Cuba,
nombre que debe estar retumbando en sus oídos por ser ejemplo de los valores
que defienden la Isla y su pueblo, que no permiten que se les denigre ni que se
ponga en entredicho su dignidad y su solidaridad.
¡Brinde
usted con otra bebida, Bolsonaro, que el Cuba libre es nuestro!
Ética
No olvidemos
que más de la mitad de los profesionales de la salud que ejercían en Cuba en
1959, emigraron en los primeros años, convocados por el mercado.
Exactamente
la misma vieja fórmula a la que apeló ahora el señor Jair Bolsonaro para
fracturar la cooperación, en su intento de poner precio a la dignidad de
nuestros profesionales.
Lo que
desconoce el señor Bolsonaro es que no se quiebra la dignidad de un pueblo
quebrando la de algunos individuos.
Él y quienes
piensan así ignoran la historia de la cooperación cubana en este campo, que
justo en el 2018 cumplió 55 años.
El 14 de
noviembre, cuando se tomó la decisión de no continuar participando en el
programa Más Médicos, se encontraban en Brasil 8 471 colaboradores; de ellos
culminaron su misión 7 635 profesionales, que representan más del 90 % del
total. Hasta el momento no han regresado
836.
Tomado de
las palabras del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, el 20 de diciembre del
2018
En contexto
Gracias al
programa Más Médicos se aseguró, por primera vez en la historia de Brasil,
personal médico en 700 municipios, y en cerca de 1 100 de ellos se había
asegurado el 100 % de la cobertura de salud.
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