PRESIDENTE DOMINICANO PROCLAMA QUE “SE DEBE GANAR LA BATALLA A LA DELINCUENCIA CUESTE LO QUE CUESTE”
SANTO
DOMINGO, República Dominicana (28 Enero 2019).- El presidente Danilo Medina
dijo hoy que se debe ganar la batalla a la delincuencia cueste lo que cueste
para llevar seguridad a las calles.
“Sabemos que
el combate a la delincuencia es importante para traer seguridad a las calles y
a los hogares. Y debemos estar decididos a ganar esa batalla, cueste lo que
cueste”, agregó.
El
mandatario se expresó en esos términos al pronunciar un discurso en el acto de
apertura de la reunión de la Internacional Socialista que se inauguró esta
mañana en un hotel de la capital.
Dijo que
como mandatario tiene la responsabilidad de responder a las demandas de
seguridad y confianza que demanda la gente.
Medina manifestó
que seguridad también significa tener una vivienda digna y un empleo estable.
”Seguridad es no tener que preguntarse qué van a comer tus hijos mañana, ni
cómo vas a poder costear su educación”, agregó.
El
mandatario manifestó que los anhelos de seguridad no se han construido nunca
desde el discurso de la exclusión, de la división, ni del sálvese quien pueda.
“Se escriben
desde los ideales progresistas, desde espacios como éste, que deben encontrar
nuevas formas de hacerle creer a la gente que el bienestar de cada hogar pasa
por el bienestar de todo el país y de todo el mundo”, acotó.
Discurso
íntegro del presidente Medina
Honorable
George Papandreou,
Presidente
de la Internacional Socialista;
Honorable
Luís Ayala,
Secretario
General de la Internacional Socialista;
Honorable
Miguel Vargas Maldonado,
Presidente
de la Internacional Socialista para América Latina y El Caribe;
Señores
Vicepresidentes de la Internacional Socialista;
Señores
Delegados;
Distinguidos
Invitados Especiales
Amigos de la
prensa;
Señoras y
señores,
Muchas
gracias a todos y todas por honrarnos en el día de hoy con su presencia.
Deseamos que
esta reunión sea muy productiva para todos ustedes y que disfruten su estadía
en la República Dominicana.
Quiero
agradecer también a nuestro canciller Miguel Vargas Maldonado, quien ocupa el
cargo de Presidente del Comité de la Internacional Socialista para América
Latina y el Caribe, por haber hecho posible que esta reunión se esté celebrando
en nuestro país.
Aunque, como
saben, el Partido de la Liberación Dominicana no es miembro de la Internacional
Socialista, sí puedo decirles que su labor y su trayectoria son un referente
para nosotros, así como para todos los partidos y movimientos progresistas de
América Latina.
Ninguna otra
organización puede exhibir una hoja de servicios similar, en favor de los
derechos, las libertades, la paz y la igualdad en el mundo. Los felicito por
esa trayectoria y por continuar trabajando juntos.
Mucho antes
de que se hablara del concepto de la globalización como tal, las organizaciones
de la Internacional Socialista ya entendían que la conquista de los derechos y
libertades fundamentales, de la igualdad y desde luego de la paz, no pueden ser
comprendidas totalmente sin tener en cuenta su dimensión internacional.
Durante
décadas, la extensión por el mundo de los derechos laborales, de los derechos
de la mujer o de la libertad de expresión son ejemplos de cómo los pueblos
pueden conquistar nuevas metas y buscar, en la experiencia del otro, soluciones
para las necesidades propias.
Por poner
solo un ejemplo, los procesos de transición de países como Chile o España, han
sido sin duda un referente para el afianzamiento de la democracia en la
República Dominicana.
Amigas y
amigos,
Desde una
perspectiva latinoamericana, especialmente para los hombres y mujeres de mi
generación, es difícil no ser optimistas cuando echamos la vista un poco hacia
atrás y valoramos todo lo alcanzado.
En las
últimas décadas hemos sacado a millones de ciudadanos de la pobreza, reducido
sustancialmente la desigualdad y avanzado a grandes pasos en la creación de
Estados de bienestar.
Sin embargo,
no podemos caer en la complacencia ni perder la perspectiva.
Debemos ser
conscientes que las conquistas no son irreversibles.
No debemos
olvidar que los derechos que se ganan con esfuerzo y sacrificio, pueden llegar
a perderse en poco tiempo, si ese esfuerzo se disipa.
Es evidente
que muchas cosas han cambiado desde la última vez que acogimos una reunión de
la Internacional Socialista en nuestro país.
En los
últimos 4 años se ha dado un giro en el panorama político y en el discurso
público de varios países, tanto de Europa, como de las Américas.
La tendencia
a desconfiar en las instituciones en general, y en los partidos políticos en
particular, ha ido creciendo hasta conformar discursos antipolíticos y
aislacionistas de distinto tipo.
Tras años de
evolución y disrupción tecnológica, de liberalización y globalización
económica, muchos sectores de nuestras sociedades parecen desorientados y a la
deriva.
Ante esta
desorientación es lógico que busquen certezas y sobre todo, que necesiten
recuperar la confianza.
Paradójicamente,
esta búsqueda de confianza, se produce cuando la evolución de las nuevas
tecnologías y la sociedad de la información no hace sino fragmentar a la
ciudadanía y aislar a la gente cada vez más de las opiniones y puntos de vista
de sus propios vecinos.
Los
algoritmos sumergen paulatinamente a cada ciudadano en su burbuja, repitiéndole
lo que quiere oír y alejando las demás posiciones cada día un poco más, hasta
hacer imposible el diálogo.
Se intentan
así imponer discursos del miedo. Discursos que agigantan las amenazas
existentes y aún inventan otras, basadas en la propaganda pura.
Que se
impongan estos discursos reaccionarios, escritos en blanco y negro,
desprovistos de matices, es algo que desde los partidos progresistas no podemos
permitir.
Pero tampoco
podemos, caer en el error de ignorar la legitimidad de las inquietudes de nuestra
gente.
Tenemos la
responsabilidad, cada día más urgente, de responder a las demandas de seguridad
y confianza que nuestra gente, lógicamente, manifiesta en tiempos de cambios
acelerados.
Pero debemos
responder desde nuestros valores.
Poniendo en
primer lugar al ser humano, rescatando todo aquello que nos acerca y todo lo
que sabemos que mueve a nuestra gente, más allá de las fronteras.
Sabemos que
el combate a la delincuencia es importante para traer seguridad a las calles y
los hogares. Y debemos estar decididos a ganar esa batalla, cueste lo que
cueste.
Pero sabemos
también que la seguridad, la certeza y la confianza son mucho más que eso.
Sabemos que
la seguridad es tener una vivienda digna y un empleo estable.
Seguridad es
no tener que preguntarse qué van a comer tus hijos mañana, ni cómo vas a poder
costear su educación.
Tranquilidad
es saber que en caso de enfermedad tienes una red de atención que responde, una
salud pública en la cual confiar.
Estas y
otras muchas certezas, como ustedes saben bien, no se han construido nunca
desde el discurso de la exclusión, de la división, ni del sálvese quien pueda.
Se escriben desde los ideales progresistas, desde espacios como éste, que deben
encontrar nuevas formas de hacerle creer a la gente que el bienestar de cada
hogar, pasa por el bienestar de todo el país y de todo el mundo.
En los
últimos años esa red de seguridad que se conoce como Estado de bienestar,
comenzó a ganar espacio en América Latina, poco a poco no sin dificultades y,
desde luego, no sin amenazas.
Porque, por
supuesto, ese tipo de seguridad solo puede construirse dentro del marco
democrático. Aquí no caben atajos, ni improvisaciones.
Por eso,
como he dicho en otras ocasiones la Política, la política con mayúsculas, no
sólo sigue siendo necesaria, sino que es más necesaria que nunca.
Ese es el
camino que hemos elegido en la República Dominicana. El camino del consenso y
de la construcción de alianzas, para garantizar la estabilidad y la seguridad
de la gente.
El camino
que no divide, sino que suma y multiplica, como muestra el Gobierno que hemos
construido entre el Partido de la Liberación Dominicana, el Partido
Revolucionario Dominicano y nuestros aliados del Bloque Progresista.
Apostar a la
política significa poner en primer plano los recursos y la energía del Estado
para reducir la desigualdad, construir un país más justo y efectivamente, más
seguro para todos y todas.
Y significa también
mirar más allá de las pequeñas diferencias ideológicas, para construir
proyectos de unidad progresista que den respuesta a las demandas de la
población.
Porque la
división y la batalla interna es el alimento para el desencanto y la mejor
herramienta de aquellos que no creen en la política, pero se sirven de ella
para llegar al poder y velar sólo por sus intereses.
A eso me
refiero cuando digo que respondamos desde nuestra experiencia y desde nuestros
valores.
Donde
intenten imponer la división, nosotros respondemos con más unidad.
Donde
intenten recortar derechos, nosotros los ampliamos y los hacemos más fuertes.
Donde se
imponga la demagogia, nosotros seguimos trabajando con hechos, con medidas
concretas, con progreso social para nuestra gente.
Sé que
nuestro ejemplo puede parecer pequeño a algunos de los presentes, pero lo
cierto es que la República Dominicana, en los últimos años ha logrado sacar a
más de un millón cuatrocientas mil de personas de la pobreza, dedicar el 4% del
PIB a educación, extender la red de salud pública, democratizar el crédito e
invertir en novedosos planes de vivienda social y seguridad ciudadana.
Y eso solo
ha sido posible gracias a la construcción de consensos y, sobre todo, a la
defensa de un principio fundamental que nos llevó a la presidencia de la
República: Primero la gente, primero sus necesidades, primero su tranquilidad y
bienestar.
Así es como,
más allá de los ciclos informativos y aún de los ciclos electorales, estamos
demostrando que los valores de justicia social, democracia y solidaridad están
aquí, en la República Dominica para quedarse.
Porque si
hablamos con convicción y desde nuestros valores, y si cumplimos con la palabra
dada, la ciudadanía encontrará en nosotros la confianza y la seguridad que busca.
Es nuestra
responsabilidad estar a la altura de sus expectativas, estar atentos a sus
necesidades y tratar siempre estas necesidades como la mayor de nuestras
prioridades.
Señoras y
señores,
No dudo que,
a pesar de la complejidad de los retos que tenemos por delante, los partidos
progresistas sabremos estar a la altura de las circunstancias.
Precisamente
una de nuestras señas de identidad siempre ha sido abrazar el cambio,
transformarnos con los tiempos para preservar lo que es esencial.
Y lo
esencial no es otra cosa que esos mismos valores humanos que esta organización,
la Internacional Socialista, ha sabido mantener en tiempos y contextos muy
diversos.
Espero por
tanto que estas jornadas les resulten provechosas.
Temas como
los que tratarán en su agenda: el valor de la multilateralidad para el
mantenimiento de la paz, la defensa frente a las fake news y la
desvirtualización deliberada de la democracia son, desde luego, temas muy
importantes.
Y son,
además, temas cuya dimensión es inevitablemente transnacional. Por eso es tan
importante sentarse juntos, a poner en común perspectivas de muchos países y
contextos distintos.
Vamos a
demostrar, en la práctica, que la respuesta frente a los nuevos retos no es la
nostalgia ni el aislamiento, sino el libre intercambio de ideas y la mirada
puesta en el futuro.
Me alegra
mucho que hayan elegido la República Dominicana para tener este encuentro y les
aseguro que siempre serán todos ustedes bienvenidos a nuestro país.
¡Muchas
gracias!
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