ABSUELVEN A LOS TRES EJECUTIVOS DE TEPCO ENJUICIADOS POR EL ACCIDENTE NUCLEAR DE FUKUSHIMA


TOKIO, Japón (19 Septiembre 2019).- En contra de lo que muchos esperaban, un tribunal japonés determinó este jueves que los tres únicos ex ejecutivos enjuiciados de la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco), firma responsable de la gestión de la central nuclear de Fukushima, no son culpables de negligencia profesional por el accidente que sufrieron sus instalaciones a consecuencia del terremoto y posterior tsunami que impactó contra ella en 2011.

El ex presidente de Tepco, Tsunehisa Katsumata (79 años), y dos ex vicepresidentes, Ichiro Takekuro (73 años) y Sakae Muto (69 años), estaban acusados de no recabar la información necesaria y tomar las medidas de seguridad pertinentes para proteger la planta siniestrada, lo que a su vez llevó a la muerte de 44 pacientes ingresados en un hospital cercano durante el caótico desalojo de las instalaciones. Por ello, la acusación solicitó penas de hasta cinco años de cárcel para cada uno de los imputados.

La acusación solicitó penas de hasta cinco años de cárcel

Durante el proceso celebrado en la capital nipona, el trío se declaró inocente y argumentó que no podían haber previsto el masivo tsunami que paralizó al central y causó fusiones parciales de los núcleos en los reactores 1, 2 y 3 tras quedarse sin alimentación eléctrica. “Sería imposible operar una planta nuclear si los operadores están obligados a predecir todas las posibilidades sobre un tsunami y tomar las medidas necesarias”, dijo al dictar el fallo el juez principal, Kenichi Nagafuchi, según recoge la agencia Kyodo.

El trío fue acusado en 2016 de negligencia profesional con resultado de muerte y lesiones después de que un panel independiente de ciudadanos solicitara su enjuiciamiento. Hasta la fecha, este ha sido el único proceso penal celebrado por un accidente que obligó a evacuar a más de 165.000 personas de la zona afectada, miles de las cuales no han podido todavía regresar debido a que algunas áreas continúan contaminadas.

Evacuaron a más de 165.000 personas que aún no han regresado debido a que algunas áreas siguen contaminadas

Con anterioridad al desastre, los científicos ya habían advertido que había un riesgo significativo de terremoto y tsunami en la costa noreste de Japón, lo que ponía en riesgo la seguridad de la planta. Según la acusación, los ejecutivos ignoraron las advertencias y no invirtieron en medidas que podrían haberla evitado, como elevar la altura del muro de protección o instalar más generadores de emergencia.

El juicio

Por su parte, la defensa argumentó que los entonces ejecutivos no podían predecir en base a las evaluaciones previas que se produjera un tsunami de tal magnitud como el que hubo en 2011 y que la instalación de diques costeros no hubiera impedido el desastre.

El fallo del tribunal fue muy criticado fuera de la sala, donde estaban reunidos antiguos residentes de la zona afectada y activistas medioambientales. Para la organización Greenpeace, esta es una mala decisión que no alcanza a defender los derechos de las personas afectadas por la crisis. “Un veredicto de culpabilidad habría sido un golpe devastador no solo para Tepco, sino también para el gobierno de Shinzo Abe y la industria nuclear japonesa (...) Mas de ocho años después del comienzo de la catástrofe, Tepco y el gobierno siguen evitando que se les exija rendir cuentas por sus décadas ignorando la ciencia de los riesgos nucleares”, aseguró en un crítico comunicado.

A consecuencia de aquel desastre, el gobierno nipón clausuró todos los reactores nucleares del país e impuso nuevas y estrictas reglas de seguridad. En los últimos años, un puñado de ellas ha retomado sus operaciones, con el presidente Abe presionando para que abran más y así reducir la dependencia del país de la importación de combustibles fósiles.

También está en el aire la cuestión de qué hacer con el exceso de agua radiactiva almacenada en tanques en las instalaciones de la central de Fukushima. El ex ministro de Medio Ambiente, Yoshiaki Harada, dijo la semana pasada que la opción más viable sería verter parte del millón de toneladas que ya hay al mar para poder hacer sitio para más, una medida que ya despertó la indignación de los pescadores locales o de países vecinos como Corea del Sur.




Por ISMAEL ARANA/LaVanguardia.com



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