BOGOTÁ, Colombia (2 Diciembre 2019).- La época de
las ‘vacas gordas’, generadas por los altos precios del petróleo, las
exportaciones de recursos naturales no renovables, de las materias primas y
productos ‘bandera’ como la soja en los respectivos países latinoamericanos
bendecidos con estas riquezas es hoy tan solo un recuerdo y convirtió en un
trago amargo para líderes políticos de diferentes tendencias.
Fue esa época de bonanzas la que permitió a la
izquierda agitar su incesante bandera de lucha contra la pobreza y la igualdad.
Y así, el resurgimiento de un populismo que se permitía, habida cuenta de
músculo financiero, abrirse un camino convincente hacia el poder, tal y como
ocurrió en las postrimerías del siglo XX, máxime tras décadas de fuertes
gobiernos de derecha que gobernaron América Latina.
Así, a partir de los 90’s, la izquierda comenzó a
surgir con fuerza en la región con un matiz radical, encabezado por el hoy fallecido
Hugo Chávez con su “revolución socialista del siglo XXI”, bajo la enraizada
ideología cubana de Fidel Castro y en el que cerraron filas, en años
siguientes, mandatarios electos de Ecuador, Bolivia, Guatemala, Chile, Uruguay,
Nicaragua, Uruguay y Brasil, Aunque vale aclarar que éstos dos últimos se
encasillaron como ‘centro-izquierda’, ya que el modelo económico se basó en una
combinación del mercado con políticas de Estado para derrotar al mayor flagelo
regional: la pobreza.
Por esta época, fuera del club de la izquierda se
levantaba en minoría regional la derecha con Chile y Colombia.
Cuando las bonanzas comenzaron a disiparse, primero
con el desplome del llamado oro negro y con el cual Venezuela financió los
proyectos políticos de los miembros de su club; luego con la caída en las
exportaciones de materias primas o de recursos energéticos no renovables
(Bolivia) y la debacle en la cotización de la soja, primer producto exportador
de Argentina, el discurso político debió cambiar al igual que los recursos
destinados a combatir la desigualdad y la pobreza.
En poco tiempo se llegó a las ‘vacas flacas’ las que
empeoraron con la no diversificación de la canasta exportadora, llevando a un
gestante descontento social, aumento del desempleo y pocas oportunidades de
mejorar la calidad de vida. Eso, y el inevitable caos social que estalló y se
mantiene en Venezuela, llevó a que tanto algunos gobiernos comenzarán a dar un
giro al centro, alejándose de la influencia de este vecino, como que la
ciudadanía en las elecciones presidenciales dieran un nuevo voto de confianza a
mandatarios con un programa radicalmente opuesto: el de la derecha.
Como lo muestra esta infografía, el mapa ideológico
regional ha tenido un gran cambio, y el más reciente fue el de Uruguay, donde
el centro derechista Luis Lacalle Pou puso fin a una hegemonía de 15 años de la
izquierda en el poder. Actualmente de los 24 países de América Latina, solo en
siete hay con gobiernos de izquierda: México, Venezuela, Cuba, Nicaragua,
Guatemala, y desde esta semana, Argentina.
Fuente: EL NUEVO SIGLO
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