Se acerca la hora cero y todas las alarmas se han
activado, es que estamos ya en febrero y
por ahí viene zumbando y a toda prisa el 16, ese gran día esperado, que tiene a
muchos con los nervios de punta y el ambiente sube y sube de tono, tanto, que
hasta se oye un “que nadie se me pegue, pa que aquí no pase una vaina,” y las
pasiones se han disparado a su más alto nivel.
Pero en medio de todo este alboroto y de tantos
escarceos, hay gente desesperadas, vemos
en algunas que cunde el pánico y están presas del miedo, hundidos en el pavor
se comen las uñas y les sudan las manos,
es que viven en un ahora o nunca y ya no saben qué hacer, por eso andan siempre
a la ofensiva, se tornan agresivos y beligerantes y se espantan hasta de su propia sombra.
No obstante,
este 16 de febrero no se acabará el
mundo, los relojes seguirán marcando las horas y el país seguirá avanzando,
lejos de las garras del odio, de la
incertidumbre y la maledicencia, porque este es un pueblo sabio, y sabrá
ejercer su derecho al voto con mucho atino e inteligencia y dejará bien
cerradas, como hace tiempo están, las puertas del camino malo.
Por LEONARDO CABRERA
leonardocd04@hotmail.com
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