Nacido en Santa Clara, el 23 de mayo de 1992, Quesada
despuntó desde muy temprano en el mundo de los trebejos, y estuvo en la élite
cubana de su generación, en las categorías escolar y juvenil, logrando
convertirse en Maestro fide en 2009, Maestro Internacional en 2014 y GM en
2016.
Frank, su papá, ha contado que con cuatro años ya
sabía mover las piezas, y lo recuerda como un niño muy observador de los
entrenamientos de su hermano Yunieski con Jesús Nogueiras, y con otros
jugadores, lo cual nos motivó a comprarle algunos libros como Mate en uno, que
contribuyeron a su desarrollo.
–¿Cómo valoras este resultado?
–Acabo de sacarme una espinita que tenía clavada desde
el último torneo, cuando estuve a punto de coronarme. Es un objetivo que cumplo
ante la afición que tanto me quiere. Estoy muy feliz.
–¿Algún entrenamiento especial para esta competencia?
–La preparación fue más sólida, en especial en las
aperturas, porque me di cuenta de que los rivales me conocían demasiado en ese
aspecto. Ahora soy más versátil y maduro, además de dominar, también, el medio
juego y los finales.
–¿Prefieres las máquinas o los hombres para
prepararte?
–Generalmente estudio solo, aunque en la última etapa
entrené mucho con Elier Miranda, que es un muchacho muy talentoso. Me ayudo con
la computadora, pero creo que soy de la vieja guardia: prefiero la
bibliografía.
–¿De los jugadores cubanos, a quiénes admiras más?
–A Capablanca, es un referente, aunque no puedo dejar
de mencionar a mi hermano.
–¿Y en el plano internacional?
–Magnus Carlsen y Vladimir Kramnik son mis dos ídolos.
–¿Cómo llevas la rivalidad con Carlos Daniel Albornoz?
–Las diferencias son solo cuando estamos tablero de
por medio; en lo personal somos buenos amigos.
–¿Qué esperas de los próximos torneos internacionales?
–Tendremos el zonal centroamericano, el 17 próximo, en
República Dominicana; el Capablanca; el Continental, en El Salvador, y habrá
Olimpiada. Espero rendir una buena faena que me acerque a la ansiada meta de
los 2600 Elo.
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