El prisionero Ángel Lockward es trasladado a Puerto Plata para enfrentar nuevo cargo por difamación
Esto ocurrido después de 4 solicitudes de la Sala
Cámara Penal de Juzgado de Puerto Plata para que se presentara, Lockward se
presentó sin abogados, pero bien custodiado por agentes del orden ante el Juez
José Antonio Núñez
Lockward enfrenta varias querellas por difamación e
injuria. En varias ocasiones el abogado ha sido condenado por este tipo de
delito.
El cual está siendo sometido por inversionistas del
sector turístico luego de varias declaraciones difamatorias que el hoy
prisionero Ángel Lockward emitió como abogado de Esmeralda Borodi y Alexander
Schaufler, ambos propietarios de la empresa Esmeralda SRL.
Actualmente cumple prisión domiciliaria por su vínculo
en el caso Calamar, por el que varios exministros de los gobiernos del
expresidente de la República Danilo Medina fueron imputados.
El jurista está acusado de colocar bienes en el
mercado financiero, productos de los actos ilícitos, a través de certificados
financieros con montos equivalentes a cientos de millones de pesos, comprometiendo
su responsabilidad penal y la de su firma de abogados Ángel Lockward.
El documento estableció que Lockward fue asociado en
conjunto con Alejandro Constanzo, Antonio Lujan Mercedes, Pedro María Veras,
Fernando Crisóstomo, Álvaro Jiménez Crisóstomo, entre otros investigados, que,
junto a Claudio Silver, Belkiz Tejada y Emilio Rivas realizaron de manera
fraudulenta la compra y pago de los terrenos expropiados a través de Bienes
Nacionales, Instituto Agrario Dominicano y el Consejo Estatal de la Azúcar
(CEA). Esos actos ilícitos desfalcaron y estafaron al Estado Dominicano.
Explicó que para la ejecución de estos actos ilícitos
se utilizaron prestanombres y testaferros para recibir el dinero productos de
los mismos, entre ellos Joar Emil Ortiz Hernández, Ángel Gilberto Lockward Cruz
y Ángel Gerge Lockward Cruz, hijos del investigado Ángel Lockward, así como su
oficina de abogados Ángel Lockward & Asociados SRL y el investigado Agustín
Mejía Ávila.
Por MARLENY PIMENTEL/El Nuevo Diario
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