SEPAN (29 Marzo 2015).- Pocos guiones más crueles
para Fernando Alonso se podían plantear hace unos meses, cuando decidió
abandonar Ferrari. Dio un portazo y con contrato en vigor se marchó harto de no
ganar, desilusionado porque el equipo de sus sueños tenía mucho de cartón
piedra. El futuro, intuyó, tampoco era optimista, con la compañía envuelta en
una crisis organizativa interna. El español, el primer piloto de la historia en
irse voluntariamente de la Scuderia, vio desde el garaje de McLaren cómo
Sebastian Vettel, su sustituto en la marca roja, ganaba la carrera en Malasia.
El alemán, en su segundo gran premio de rojo, hizo
sonar el himno italiano en el podio casi dos años después de la última victoria
de Alonso, en Montmeló. El cuatro veces campeón del mundo con Red Bull, castigo
del español cuando buscaba el Mundial con Ferrari, mantuvo a raya a los
poderosos Mercedes gracias a la acertada estrategia de su equipo y la escasa
degradación de las ruedas de su monoplaza.
Vettel se mantuvo en pista en las primeras vueltas,
con el coche de seguridad en pista, y apostó por un plan de dos paradas. La vía
ganadora. Los Mercedes intentaron cubrir la distancia con tres entradas a boxes
y nos les dio, a pesar del poderío de su motor. Por radio, los ingenieros del
equipo alemán fueron fallando en cada uno de sus pronósticos, al tiempo que
Lewis Hamilton se desesperaba en la persecución.
Nada pudo hacer el inglés ante el buen ritmo de este
renacido Ferrari, impulsado por un motor que este invierno ha dado un salto
seguramente imposible de imaginar para Alonso cuando apostó por regresar a McLaren.
El asturiano y su compañero Button acabaron fuera de combate por culpa de
problemas en su coche, todavía en pretemporada. Rodaron con tiempos dignos, en
franca mejoría desde Australia y sorprendiendo incluso a sus pilotos (Alonso
llegó a ser octavo), pero ahora mismo el coche británico apenas tiene cuerda.
Es sólo un cachorro que está echando a andar. El panorama es duro para el
español, que teme no tener una máquina en condiciones hasta verano. Él asegura
que tiene paciencia y que, antes o después, ganará con McLaren.
¿El renacer de Ferrari será sólido? Habrá que
esperar alguna carrera más, pero por el momento están confirmando sus buenos
avisos de los test invernales. Nadie se adaptó mejor a las extremas condiciones
de Sepang que el coche rojo de Vettel, rápido y consistente, veloces sus
mecánicos en los cambios de ruedas y perfecto el alemán al volate. Sin un
fallo. '¡Grande ragazzi!', gritaba como un loco Seb, que también puso mucho en
la ruleta cuando decidió dejar su casa (Red Bull) para ir a la deprimida
Scuderia. Dos carreras, sólo dos, ha necesitado para ganar. Alonso lo hizo en
su debut, en Bahrein 2010, y después el cuento no fue tan bonito. Veremos.
'Ferrari is back, Ferrari is back'. Ferrari ha
vuelto sonaba por la radio, en euforia roja de orgullo por el despertar.
Lógicas las lágrimas tras mucho tiempo a la sombra, un periodo que empujó a
Alonso hacia la puerta de salida. En el podio, el rubio piloto se rompía de
emoción.
Su compañero, Raikkonen, fue cuarto en un gran
premio muy exigente, donde Rosberg completó el podio y las jóvenes bazas
españolas bregaron con esfuerzo. Carlos Sainz acabó en los puntos en tras un
meritorio octavo puesto y Roberto Merhi alcanzó la hazaña de completar la
carrera con su modestísimo Manor.
Por
JAIME RODRÍGUEZ/El Mundo
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