ANIVERSARIO DE SU MUERTE, EL SALVADOR RECUERDA A MONSEÑOR ROMERO
SAN SALVADOR (24 Marzo 2018).- Aquel 24 de marzo,
hace casi 40 años, Monseñor Romero oficiaba misa en la capilla del hospital de
La Divina Providencia, en El Salvador, cuando un francotirador le apuntó al
corazón desde un auto a las afueras del templo.
Óscar Arnulfo Romero murió antes de la Sagrada
Consagración, a los 62 años, y este viernes los salvadoreños lo recordaron en
una emotiva misa en la misma capilla en la que ofreció su último servicio. Al
terminar la ceremonia, sus seguidores marcharon en una colorida peregrinación
hasta la cripta catedra metropolitana, donde descansan sus restos.
Romero ya es un santo", dijo Morena Zelaya, una
mujer de más de 50 años que asistió a la conmemoración. "Él murió por
defendernos, por defender a los pobres, a los más débiles: por defendernos durante
la represión. (Era) la voz de los sin voz", agregó la mujer mientras
sostenía una foto del cura en las manos.
Desde las calles de San Salvador, los asistentes a
la marcha cargaban con carteles que tenían impreso el rostro de Romero y frases
célebres pronunciadas por él. Salieron de la capilla rumbo a las avenidas
principales de la capital hasta alcanzar la catedral metropolitana en el centro
histórico, donde se encuentra la tumba del arzobispo.
Romero es para nosotros, los latinoamericanos, una
persona ejemplar, un hombre de Dios y un hombre del pueblo. Por eso estamos
aquí", dijo Delia Cortez, una mujer peruana que formó parte del evento.
Un día antes de morir, Romero ofreció una homilía en
la que se dirigió a los militares y dijo: "En nombre de Dios y de este
sufrido pueblo, les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cese la
represión".
Aunque han pasado 37 años desde el asesinato, los
responsables materiales del crimen no han sido castigados debido a una amnistía
promulgada por el gobierno en los años 90.
Un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones
Unidas, creada poco después de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra
civil en El Salvador (1979-1992), determinó que el autor intelectual del crimen
fue el ya fallecido Roberto d*Aubuisson, fundador del partido derechista
Alianza Republicana Nacionalista que gobernó el país durante 20 años
(1989-2004). Sin embargo, nunca se procesó a d*Aubuisson o a cualquier otro
responsable y actualmente hay defensores de los derechos humanos y
organizaciones de la sociedad civil que piden a los tribunales de justicia
salvadoreños que se investigue el asesinato y se procese a los autores.
La Iglesia Católica acudió con el caso a la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos y el organismo condenó al Estado
salvadoreña por el crimen, y ordenó que se reabriera la causa judicial para
aplicar acciones reparadoras, aunque hasta ahora no ha sucedido.
La Corte Suprema de Justicia del país ya derogó la
Ley de Amnistía General de 1993 —que impedía que los delitos de lesa humanidad
y los crímenes de guerra fueran investigados_, por lo que ahora ya nada impide
dar seguimiento al homicidio.
El abogado de la Fundación de Estudios para la
Aplicación del Derecho (FESPAD), Jimmy Ortiz, dijo al solicitar la
investigación, que "no estamos pidiendo venganza, simplemente que se
cumpla en estado de derecho como en cualquier estado democrático que goza de
llamarse civilizado".
Y en una clara referencia al fallecido mayor
d*Abuisson, precisó: "En el caso de las personas que ya murieron
obviamente no vamos a pedir cárcel, lo que queremos es el reconocimiento de la
verdad, que se sepa lo que hicieron y que no queden como héroes, sino como lo
que fueron, criminales".
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