LIMA, Perú (2 Agosto 2019).- Superar una a una tantas adversidades no siempre es una misión posible para
hombres de carne y hueso.
Para los de
Marte, los Marte de la Rosa, todo es posible. Que lo diga el dominicano
Rodrigo.
A los 22
años, cumplidos el 8 de marzo pasado, el púgil del peso mosca Rodrigo Marte de
la Rosa se dio el lujo de hacer trizas el pasado jueves los pronósticos que
daban como favorito al cubano Yosbany Veitía Soto en la lucha por el oro de los
Juegos Panamericanos.
“La consigna
era darle, marcarle y no dejar que me marcara”, dijo a Efe al resumir el
secreto de su victoria sobre Veitía por 4-1, que dio a República Dominicana la
cuarta medalla dorada en Lima.
Pero ni
objetivo se cumplió tan fácil como lo resumió el joven.
Hambre debió
pasar para cumplir en la balanza con el límite de 52 kilos.
“Tuve que
pasar hambre para dar el peso”, recordó emocionado tras advertir que en su
deporte hay sacrificios que valen la pena.
Al combate
por el título llegó con un esguince en el dedo pulgar de la mano derecha
sufrido en el combate que ganó al argentino Ramón Quiroga.
Y durante el
torneo clasificatorio para los Juegos Panamericanos de la decimoctava edición
sufrió un corte que lo marginó de la lucha por el oro en su categoría.
“Hemos
sacrificado muchas cosas”, dijo al borde de las lágrimas tras la ceremonia de
premiación.
Marte de la
Rosa comenzara en breve su preparación para el Mundial cuyo objetivo apunta
solamente a un camino, el de los Juegos Olímpicos de Tokio.
“Yo vivo con
mi mamá. El único respaldo familiar que tengo es el de mi mamá”, manifestó con
voz temblorosa el solitario hombre que no parece de aquí. Y sí de Marte.
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