SANTO
DOMINGO, República Dominicana (8 Septiembre 2019).- República Dominicana
conmemora este domingo el 180 aniversario del natalicio de Gregorio Luperón.
Luperón fue
un militar y político dominicano.
Además ocupó
las funciones de presidente provisional de la República Dominicana entre 1879 y
1880 y vicepresidente.
A los 18
años se incorporó a la revolución de 1857 contra Buenaventura Báez, tomando
parte de los combates en Samaná. A los 20 años se estableció como un pequeño
comerciante en Sabaneta de Yásica
Teniendo
Luperón la edad de 22 años, el General Pedro Santana, líder de la facción de
los terratenientes y hateros, que había sido militar y primer presidente de la
República, produce la llamada Anexión a España (1861-1865), con lo cual logró
que la monarquía española le concediera el título nobiliario de marqués de Las
Carreras.
Luperón
formaba parte del grupo de dominicanos que se rebelan en contra de este hecho.
No firmó la copia del manifesto de respaldo a la anexión por lo que fue
perseguido por el jefe de Puerto Plata Juan Suero. Como producto de su
rebeldía, es hecho prisionero. Logra escaparse, y se va al exilio a Haití,
Estados Unidos y Curazao.
Al tiempo,
regresa en forma clandestina por Montecristi, y toma parte en el Levantamiento
de Sabaneta encabezado por Lucas de Peña en febrero de 1863, y fue encargado de
extender las operaciones de la rebelión hacia San Jose de las Matas. El
movimiento fue derrotado por el Coronel de las reservas españolas José María
Checo, quien más tarde pasó al lado de los restauradores. El levantamiento
fracasa debido a que todavía la gran porción de la población tenía actitudes
neutrales o favorables hacia la anexión.
Tras una
primera derrota se retira a las montañas y desde La Vega, forma contacto con
otros patriotas, y espera que volvieran a madurar condiciones para la rebelión.
Después del
llamado Grito de Capotillo en la provincia de Dajabón el 16 de agosto del 1863
encabezado por Santiago Rodríguez y 14 hombres más, a Luperón le tocó tomar
iniciativas en Moca y La Vega valiéndose de su rango de general.
Tan pronto
le fue posible, se incorporó a las operaciones de Santiago donde quedó al mando
del comandante en jefe de la guerra restauradora, el general Gaspar Polanco,
quien había sido designado como tal por el consejo formado por Pedro Antonio
Pimentel, Benito Monción y Jose Antonio Salcedo (Pepillo), por su antigüedad en
el ejército de la primera república. Desde su puesto, hostilizó a los españoles
el 6 de septiembre en la Batalla de Santiago.
Fue un
hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y
las estrategias de guerra. Por estos méritos, cuando se supo que Pedro Santana
pretendía invadir el Cibao, se le designa Jefe Superior de Operaciones en las
provincias del sur y del este. En Santo Domingo, se bate de frente al ejército
español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces Marqués de Las
Carreras. Pese a ser poderoso y disciplinado, el ejército español fue derrotado
en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto a la inferioridad en
número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.
Luego
reforzó las operaciones de Baní y San Cristóbal donde expulso a los
anexionistas. Retornó a Santiago, donde apoyó sin reservas el gobierno de
Gaspar Polanco, a pesar de haberse negado a participar en el movimiento que
derrocó a Salcedo, ya que entendía que bajo el gobierno de Polanco la guerra
restauradora recuperaría el vigor que había perdido durante el gobierno de
Salcedo.
Vencido el
ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente en el gobierno presidido
por Benigno Filomeno de Rojas. Restaurada la República, regresó a su pueblo
natal, Puerto Plata, donde estableció una casa comercial.
Se opuso al
regreso al poder de Buenaventura Báez, lo cual le conllevó al destierro y
expulsión del país. Pocos meses después, regresa para integrar el movimiento
llamado Triunvirato de 1866, que derroca a Báez y se convierte en gobierno.
El
Triunvirato es disuelto en 1866 a favor de una constitucionalidad para que
asuma la Presidencia de la República, el General José María Cabral.
Este
gobierno es derrocado en 1868, y Luperón es obligado de nuevo a salir del país,
por oponerse a las pretensiones de Báez, quien mira hacia Estados Unidos en
este nuevo propósito.
Luperón
logra preparar una expedición llamada "El Telégrafo", debido al
nombre del barco utilizado para la misma.
Fracasa la
expedición revolucionaria la intervención de los Estados Unidos, con quien Báez
estaba teniendo entendimientos para la venta de la península de Samaná. Esto
motiva un nuevo extrañamiento de su país. recobró apoyo de la opinión pública
en América Latina en contra del propósito de Báez, y envió protestadores al
Senado de los Estados Unidos.
Cuando Báez
es expulsado del poder por la "Revolución Unista" en 1873, Luperón
pudo regresar a Puerto Plata.
Al ascender
al poder Ulises Espaillat, Luperón es nombrado en el cargo de "Ministro de
Guerra y Marina".
Ante la
renuncia de Espaillat, de nuevo Luperón es exiliado, y espera cerca de dos
años, a que sus antiguos enemigos González y Báez se alternen en el poder para
un nuevo regreso al país.
Tras el derrocamiento
del gobierno de Cesáreo Guillermo, Luperón asume la presidencia de un gobierno
provisional con su sede en Puerto Plata. Los catorce meses de este gobierno
fueron de paz, de libertad y de progreso, produciendo unas elecciones limpias
en 1880, en donde fue electo Presidente de la República el Presbítero Fernando
Arturo de Meriño, que también fue respaldado por Luperón.
En este
gobierno fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
en Europa. De regreso al país, es nombrado Delegado del Gobierno en el Cibao
durante el régimen de Francisco Gregorio Billini. Tras cuya renuncia en 1885,
se une al Vicepresidente Alejandro Woss y Gil.
Revolución de 1886
Desde su
cargo, y tras la revolución de 1886, Luperón se enfrenta a ésta en Puerto
Plata, contribuyendo con ello al triunfo de Ulises Heureaux y al ascenso de
éste a la Presidencia, en el año 1887.
Heureaux,
también de Puerto Plata, y quien había sido un valiente restaurador como
Luperón, comenzó a desarrollar un gobierno despótico y dictatorial, lo cual
generó en Luperón arrepentimiento y decepción. Esto hizo que se marchara al
exterior a combatirlo. Su campaña fracasó por falta de apoyo del gobierno
haitiano.
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