BRASILIA.- Latinoamérica, que logró
sortear la crisis financiera internacional tres años atrás, se enfrenta ahora
con un nuevo escenario de turbulencia externa que causará un menor crecimiento
de sus economías en el 2012, aunque no afectará su estabilidad y los logros
alcanzados en los últimos años.
La región es capaz de
resistir una posible recesión provocada por los problemas de endeudamiento en
países de Europa, una lenta recuperación de Estados Unidos y menor crecimiento
en Asia, según los expertos.
De la evolución de la salud
de la economía estadounidense dependerá el comportamiento de México,
Centroamérica y el Caribe, mientras que las naciones sudamericanas estarán más
expuestas al impacto de un eventual decrecimiento en China.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que
Latinoamérica crecerá 4.4 por ciento este año y 4.0 por ciento en el 2012. Pero
tanto el organismo como analistas sostienen que no quedará al margen de las
dificultades que atraviesan los países industrializados.
La región “va a tener un
pequeño impacto” en el 2012, dijo en una entrevista con The Associated Press el
decano de la Facultad
de Economía de la estatal Universidad de Panamá, Rolando Gordón.
“El crecimiento económico de
todos los países va a ser menor que el de este año” debido a que el consumo en
Europa y Estados Unidos se contraerá si se mantiene el bajo crecimiento. En tal
caso, se afectarán las ventas de la región a esos mercados, agregó.
Gordón advirtió que “si esta
crisis se expande a países como China e India, que son grandes consumidores de
materias primas procedentes de América Latina… bajarán el consumo y los
precios”.
El director de calificaciones
soberanas de la agencia Standard & Poors para América Latina, Joydeep
Mukherji, coincidió en que “la región está entrando en un año de menos
crecimiento y menos demanda desde afuera” pero aclaró que “eso no quiere decir
que está al borde del colapso… sólo que los buenos resultados del 2010 y 2011
no van a seguir en el 2012”.
Cuando estalló la crisis
financiera internacional en el 2008, América Latina estaba en plena bonanza.
Entre 2003 y ese año la economía regional había crecido a un ritmo promedio de
5.0 por ciento anual y la sostenida demanda externa, especialmente de economías
emergentes como China, combinada con una fuerte demanda interna y una adecuada
gestión macroeconómica permitieron que la región pudiera afrontar los efectos
de la crisis, destacaron la
CEPAL y la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en
un reciente estudio.
Entre el 2000 y el 2007
Latinoamérica redujo en promedio su deuda pública en 15 puntos porcentuales del
Producto Interno Bruto (PIB) y pasó de un déficit fiscal de 2.4 por ciento del
PIB a un superávit de 0.4 por ciento.“El manejo macroeconómico y el incremento
de los precios de los productos primarios exportados fortalecieron la
estabilidad macroeconómica, proveyeron recursos para que los gobiernos
implementaran políticas para mitigar la pobreza y facilitar el acceso a los
servicios básicos y posibilitaron que la crisis fuese menos profunda y la
recuperación más acelerada”, destacaron la OCDE y la CEPAL.
La expansión del intercambio
comercial entre China y América del Sur hizo que los países del sur del
continente crecieran a tasas más altas que México, Centroamérica y el Caribe,
con menos comercio con el país asiático y que sufrieron más los efectos de la crisis
en el 2008 por sus lazos comerciales más estrechos con Estados Unidos.
En la última década, según
CEPAL y la OCDE,
Brasil incrementó el volumen de sus exportaciones a China de 2 por ciento a 13
por ciento; Chile de 5 por ciento a 23 por ciento, y Perú de 6 por ciento a 15
por ciento.
Pero en la actual coyuntura,
los que se verán más contagiados serán justamente “las economías más grandes”,
opinó Diana Güiza, directora de la sección de estudios macroeconómicos de la
firma Corredores Asociados con sede en Bogotá.“Brasil y Chile podrían sufrir
los efectos más grandes debido a que tienen un grado de apertura superior y
están mucho más expuestos”, añadió.
Para Mukherji, sin embargo,
“todos los países van a sufrir si hay menos crecimiento a nivel mundial”. Pero
explicó que ello dependerá de la “naturaleza de los vínculos entre los países”
de la región con Estados Unidos, Europa y Asia.
En ese sentido, el experto de
Standard & Poors estimó que América del Sur, que “ahora está creciendo más
que nunca”, soportaría más el remezón de la inestabilidad actual que
Centroamérica, México y el Caribe. Eso pese a que las naciones de Sudamérica
están expuestas al impacto que tendría una baja en la demanda externa y en los
precios de las materias primas.
“Si China crece posiblemente
un poco menos que en el 2011, los países exportadores de commodities (materias
primas), sobre todo de América del Sur, pueden mantener tasas de crecimiento y
aguantar el impacto de lo que pasa en Europa porque tienen menos conexiones
(con ese continente) que antes”, dijo Mukherji en una entrevista telefónica
desde Nueva York.
Pero “los países de
Centroamérica y México, ellos dependen no de exportaciones a China sino de
exportaciones y remesas desde Estados Unidos… y allí el desafío sería cómo
mantener la estabilidad si no hay una recuperación muy alentadora” en la nación
norteamericana, subrayó.
“El Caribe es más vulnerable
que nunca porque los turistas vienen la mayor parte de Estados Unidos, Canadá o
de Europa y menor parte de Sudamérica”, añadió. La industria sin chimeneas es
uno de los motores de las pequeñas economías caribeñas.
Algunos expertos, sin
embargo, ven como una fragilidad que la región se sostenga en sus exportaciones
de materias primas y sus altos precios.“América Latina ha logrado de alguna
manera soportar parte de los embates del 2008… porque se han mantenido altos
los precios de las materias primas y porque la crisis no fue tan generalizada”,
apuntó en una entrevista con AP el economista salvadoreño Roberto Rubio,
presidente de la
Fundación Nacional para el Desarrollo de El Salvador y ex
profesor de la Universidad
de Lovaina, Bélgica.
Pero la región resiste en
base a una “variable que ha sido tradicionalmente frágil” y el impacto de la
crisis actual será “más parejo” y “negativo” que el de hace tres años.En medio
de la incertidumbre, la CEPAL
ha llamado a la región a dinamizar las exportaciones, mientras que la Asociación Latinoamericana
de Integración (ALADI) aspira a un incremento del intercambio comercial
intrarregional, que alcanzará según cifras del organismo un movimiento récord
de $164,000 millones este año.
Para algunos expertos ese
monto aún es bajo.Los gobiernos de América del Sur, en tanto, acordaron
recientemente sustituir importaciones por productos elaborados a nivel regional
e impulsar el uso de monedas locales en transacciones comerciales para blindar
a la región de la crisis.Latinoamérica sigue siendo un imán para la inversión
extranjera directa, la cual se incrementó un 54 por ciento durante el primer
semestre de 2011, según la
CEPAL.
Brasil atrajo el mayor
volumen de inversiones con $44,000 millones, 157 por ciento más que en el
2010.El organismo advirtió, empero, que la crisis pone en duda el
financiamiento de las empresas transnacionales y sus futuros planes de
inversión en la región.
“Todavía nadie sabe el
impacto de esto. Todos están estudiando el impacto de menos exportaciones o
menos excesos de capital en los bancos o menos flujos de capital desde afuera
hacia la región”, señaló Mukherji. Pero “la región ya tiene colchón para
manejar estos problemas”, agregó.
Mencionó que muchos países
tienen recursos financieros con los que pueden emitir bonos y no depender tanto
como antes de los mercados europeos y norteamericanos.
Además, “los pilares
macroeconómicos son más sólidos que nunca”.Países que ya tienen grado de
inversión como México, Panamá, Colombia, Perú, Chile y Brasil “están
capacitados para aguantar el impacto de la recesión o lenta recuperación afuera
y mantener la estabilidad”. Hasta el momento, agregó Mukherji, las
exportaciones, el movimiento financiero y de flujos de capitales son “más o
menos estables”.
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