Altagracita y el origen de una denuncia temeraria


Se ha dicho que la denuncia sobre la contaminación del salami tiene origen en un estudio de laboratorio que se hizo en el mes de enero a instancias de Digenor. Por eso ha causado sospecha que se haya hecho pública ahora, a dos semanas del cambio de gobierno.

La repercusión de semejante temeridad en la industria cárnica, particularmente entre los embutidores, podría ser devastadora. Porque el salami ha devenido en los último años en el principal producto de consumo masivo, especialmente en sectores medios y bajos de la población.

El estudio de laboratorio hecho en enero con los auspicios de Digenor y el financiamiento de Proconsumidor, fue dado a conocer parcialmente el pasado martes, y de inmediato provocó alarma en la población. Lo que se dijo llenó de estupor a medio país: Que el 97 por ciento del salami que se fabrica aquí está alterado, no contiene los valores proteicos y vitamínicos adecuados, y que se halló contaminación de heces fecales en el 15 por ciento de las muestras analizadas.

De inmediato se ha registrado un desplome del consumo, y el gobierno se ha visto obligado a hacer urgentes aclaraciones. Pero es posible que el daño, por lo menos en el corto plazo, sea irreversible. Una parte importante del salami que se produce en el país va al mercado haitiano, pero también se exporta a los Estados Unidos, a las islas del Caribe y hasta a algunas ciudades de Europa donde hay concentración de dominicanos.

Ya un diputado haitiano pidió en el Parlamento de su país que se suspenda la importación de embutidos dominicanos. Claro, ese mercado, por su consumo masivo, se lo disputan productores locales y de otros países. La ocasión se le ha presentado en bandeja de plata a esos grupos que buscan desplazar a los productores dominicanos.

Además, se ha destapado también en el exterior una campaña brutal contra la industria cárnica dominicana a través de medios de comunicación que han magnificado la denuncia sobre “la contaminación masiva de nuestros embutidos hecha por un organismo oficial en base a análisis de laboratorio que no resisten cuestionamientos”.

En su origen
Parece ser que en el apresuramiento con que se hizo la denuncia tiene mucho que ver el protagonismo que se agencian funcionarios del área y pugnacidades estériles por jerarquías.

Están Digenor, que es el organismo encargado de velar por el control de la calidad de los productos que salen al mercado, y ProConsumidor, que debe ocuparse exclusivamente de la defensa de quienes adquieren esos productos, en función de precios y medidas.

Pero el problema radica en que un organismo y otro incursionan en áreas fuera de su competencia, y de ahí los celos y la permanente tirantez.

Lo que se ha dicho es que el estudio sobre la calidad y contenido de los salamis y salchichones fue dispuesto por Digenor a principios de este año, y que pidió a ProConsumidor compartir los costos porque lo referente a precios es competencia de ese organismo, además de que no podía financiar todos los costos por problemas presupuestarios.

Es en ese escenario que entra en juego ProConsumidor y su titular, la licenciada Altagracia Paulino.

Inexplicablemente el estudio no fue conocido sino hasta la semana pasada. Ambos organismos se pusieron de acuerdo para convocar a una rueda de prensa el pasado martes, y así se hizo con bastantes días de antelación. Pero en horas de la noche del lunes ProConsumidor desconvocó a la prensa y se lo hizo saber a Digenor.

El mismo martes, en horas de la mañana, los medios fueron convocados nuevamente por ProConsumidor, pero sin la presencia de Digenor. Y en ese escenario se hizo la denuncia que ha provocado todo este revuelo.

Altagracia Paulino

La licenciada Altagracia Paulino no es una improvisada en estos asuntos. Toda la vida ha defendido los derechos de los consumidores y su lucha ha sido incesante, sin que ello haya tenido nada que ver con el desempeño de funciones públicas.

Tiene, además, vasta formación política desde que era jovencita, como militante y dirigente de los grupos izquierdistas, cuando la izquierda dominicana era romántica y soñadora.

Por su formación y su compromiso político con el PLD y el gobierno de Leonel Fernández, ha extrañado mucho que la señora Paulino haya dado una información con tan elevados niveles de complejidad, sobre todo porque tenía que medir su repercusión en un mercado tan sensible por ser el salami un producto de consumo masivo.

Además, porque Altagracia Paulino siempre ha sabido que la industria cárnica en el país tiene un profundo hoyo negro, con fabricación de embutidos falsificados e incontables fábricas de patios sin ningún registro que utilizan símbolos y etiquetas de empresas de prestigio igualmente falsificados. Y evitar eso es responsabilidad de las autoridades. No de los industriales del sector.

Además, no tuvo ningún rigor científico el levantamiento de las muestras llevadas a laboratorio para arrojar los resultados que se conocen.

De haberse realizado esos análisis con muestras recogidas en Industrias Veganas, que fabrica los productos Induveca, por ejemplo, otros habrían sido los resultados.

...Y ahora no estuvieran pagando justos por pecadores y el gobierno entrampado, sin saber cómo salir de este lío.


Por CESAR MEDINA
El autor es periodista

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