LONDRES.- No deja de impresionar la poca presencia que tienen los Juegos Olímpicos en Londres, cuando sólo faltan días para el inicio de las competencias. Claro, uno espera que este tipo de eventos se tomen completamente las conversaciones mucho antes de que sucedan. Así, de seguro, sería en Santiago. Pero en las grandes capitales esto es diferente y la razón es simple: las Olimpíadas son una cosa más dentro de muchas y, entonces, tienen que competir por la atención de la gente. Puede sonar raro, presuntuoso o absurdo, pero es así.
Para entenderlo, basta pensar que sólo en el plano deportivo, Londres viene saliendo de la final de Wimbledon más significativa que muchos hayan vivido, pues un británico, Andy Murray, llegó a esa instancia por primera vez en 74 años. Murray no logró emular la hazaña de Fred Perry, que fue campeón, pero igual fue tratado como héroe por la gente y la prensa local. Como si ello no fuera suficiente, ese mismo domingo, más de 60 mil personas estaban disfrutando de la carrera de la Fórmula 1, en Silverstone. Uno no entiende cómo dos eventos de esa magnitud se realizan el mismo día, pero la respuesta es obvia: en estas ciudades hay tantas cosas que es imposible que no coincidan. Y tanto los ciudadanos como la elite y la realeza están obligados a elegir. David Cameron, Kate y Pippa Middleton, David y Victoria Beckham, optaron por Wimbledon. En Silverstone, el increíble triunfo de Webber lo vieron estrellas como Hugh Grant, entre otros.
Pero eso no es todo, porque las Olimpíadas también compiten con la poderosa agenda cultural de Londres, que es simplemente agotadora. Por dar un solo ejemplo, están las muestras de Damien Hirst y Edvard Munch en la Tate Modern , las que día a día congregan a miles de personas. Sólo una ciudad como Londres puede darse el lujo de tener, en un mismo museo y al mismo tiempo, dos exposiciones de ese nivel. Una capital tampoco es poderosa sin escándalos, como el que sacude en estos días a la City , luego de descubrirse el manejo de la tasa de interés por parte del banco Barclays. Se trata de un caso con todos los ingredientes deseados. Un malo, Bob Diamond, quien al mejor estilo de Gordon Gekko en Wall Street renunció, involucrando de paso al presidente del Banco de Inglaterra y a varios altos políticos. Un verdadero festín para la prensa. Y en medio de todo esto se inaugura aquí el edificio más alto de Europa, la torre Shard, una megaestructura gótica que fue muy polémica durante su construcción, pero que el día de su inauguración tuvo poca o ninguna cobertura en la prensa. Había cosas más importantes que hacer.
La verdad es que aunque Inglaterra cayera al séptimo lugar entre las naciones más ricas del mundo, eso no le ha impedido a Londres ser considerada la ciudad más poderosa del mundo, rango que comparte con Nueva York. Y ese poder es el que hace que los Juegos Olímpicos sigan en la lista de espera. Al terminar la final de Wimbledon, el comentarista de la BBC señala que habrá que esperar hasta el próximo año para ver si ambos tenistas vuelven a enfrentarse en esa cancha. De inmediato lo corrigen, recordándole que eso puede suceder en las próximas semanas, durante las Olimpíadas. “Tienen razón -aclara-. Es que olvidé que vienen los Juegos Olímpicos”. Y no es broma.
Fuente LA TERCERA.COM
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