Al presidente Medina


Acabáis de asumir, distinguido sureño, la conducción de la nave del Estado, en vuestra condición de primer ejecutivo. Vuestro mandato, señor presidente, ha creado grandes expectativas en el ánimo ciudadano. Auguramos al licenciado Danilo Medina Sánchez, el mejor de los éxitos, aunque no escapa al dominio de los dominicanos, las condiciones en que usted alcanza tan inmensa  responsabilidad; pero usted es un hombre de fe, conocedor delos asuntos de Estado, vasta experiencia acumulada en diversas funciones públicas, y su ejemplar conducta moral y honradez, le hacen acreedor de la alta posición que representáis.

Creemos en el precepto bíblico, proverbios16: 13 y 28, 23 que expresa: “Los líderes se alegran con los que hablan verdad. A la larga, la gente aprecia más la franqueza que las lisonjas”. Y con esa llaneza  y humildad que norman los linderos de mi existencia, pienso como San Agustín, al decir que “todo Gobierno debe tener por objeto el bien de sus gobernados”. Creemos que este será su mayor postulado. Aunque la tarea de un presidente es difícil, con sanas intenciones, muchas cosas se pueden conquistar.

La democracia hay que dirigirla por el bien común, pues nuestro país, en parte, ha vivido una democracia simulada, tenebrosa, no bastando decir que se es demócrata, cuando un pueblo o varios se encuentra en el infortunio del hambre, desorden, injusticias, y corrupción, culpable directa de los avatares y miseria.

Un ciudadano sanjuanero, Wilfredo Ramírez, me dijo hace 15 días: “Doctor, lo único bueno que tienen los malos tiempos es que los amigos ingratos y falsos se alejan”.

51 años transcurrieron para que nuestro Sur glorioso y bravío tuviera un presidente, y como la política es la ciencia de saber esperar, usted se inspiró, de seguro en Job y Abraham.

¡Cuídese la vida y salud, presidente, pues casi siempre las caravanas presidenciales transitan muy velozmente y a veces los helicópteros pueden sufrir desperfectos. Tenga a su lado hombres y mujeres de probada lealtad, quienes junto a usted, han sufrido y padecido.

Trate de rodearse de ciudadanos capaces y de limpia trayectoria, pues usted es el presidente de todos los dominicanos y jamás se deje permitir que se trate de avasallar por algunos “guaraguaos” que están al asecho para tratar de volver a reír.

Usted transitará por caminos de lodo y espinas que pueden superarse. Abrácese a Jesús,  y en el  2016, podrá subir y bajar junto a su delicada familia las escalinatas del Palacio Nacional, con la frente muy en alto, tranquila su conciencia.

Le felicito sinceramente, y así, por su vibrante y emocionante pieza oratoria al juramentarse ante la Asamblea Nacional, porque es cierto, hay que cumplir y hacer cumplir la Carta Sustantiva y las leyes, porque nuestro país debemos organizarlo, ya que estamos viviendo graves desastres, donde se irrespeta todo.

 ¡Adelante, presidente Medina!  ¡Que Dios le guíe, ilumine y  proteja siempre!   


Por DOMINGO PORFIRIO ROJAS NINA
El autor es abogado
Alto Comisionado de los Derechos Humanos

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