Bahía de las Águilas, donde el mar es más azul que
el cielo azul, donde el cielo es más azul, que el mar azul. En tu vientre
nacieron el azul marino y el azul celeste.
Bahía de las Águilas,
Playas serenas de arena blanca y suave como espuma
de algodón,
donde el mar descansa para que las olas duerman,
donde el sol es un espejo de sal que ilumina la vida
del parque,
y la noche es un espectáculo de estrellas
que besan las aguas
mientras la luna duerme lejos, allá, donde se unen
el cielo y el mar.
Bahía de las Águilas,
donde los colores
superan los colores de las flores,
y las aves endémicas vuelan sin miedo y sin prisa,
y los árboles
crecen eternos en su lecho de aguas subterráneas.
Bahía de las Águilas, poema de la naturaleza,
hogar de peces de
colores que nadie pesca,
donde el roble, el guayacán, la guasábara y el
cayuco le sirven de nido
a la vida.
Bahía de las Águilas, paraíso del mundo.
Bahía de las Águilas, reserva ecológica de la
humanidad.
Bahía de las Águilas, Parque Nacional Jaragua,
Bahía de las Águilas, tesoro universal.
Bahía de las Águilas, Patrimonio del pueblo
dominicano,
Bahía de las Águilas, el Mar Caribe te reclama.
Bahía de las Águilas,
Cuna de sueños y de amores,
de utopías y quimeras,
eterna en la flora y en la fauna,
dueña de la belleza de la madre naturaleza.
Bahía de las Águilas
Te quiero como eres desde que naciste hasta hoy.
Te quiero sin piratas surcando tu mar,
Violando tus entrañas,
profanando tu virginidad de siglos
Bahía de las Águilas.
Te quiero sin precio,
sin dueño,
sin monstruos de fuego en tu vientre fundiendo el
hierro y el acero,
partiéndote en pedazos,
repartiéndote como botín de guerra.
Por JUAN TAVERAS HERNANDEZ
El autor es periodista
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