Michael Jordan, probablemente el mejor jugador de
baloncesto de la historia, cumple este domingo 50 años. Después de 2 oros
olímpicos, 6 títulos de la NBA todos ellos como MVP de las finales, 5
condecoraciones como mejor jugador de la Liga, 14 selecciones para el All Star
y 9 años desde su última retirada, la figura del eterno número 23, lengua
fuera, salto estratosférico, cabeza afeitada, perdura en la memoria de los
aficionados, jugadores actuales y, también, patrocinadores.
A Michael Jordan,
propietario de los Charlotte Bobcats, le sigue yendo de vicio como icono
publicitario. Y su carácter competitivo impulsa el rumor en las últimas horas:
un nuevo regreso a las canchas, el tercero de una carrera que comenzó en 1984.
Unas palabras de Michael Jordan eclipsaron por sí
solas el escaparate festivo y comercial de la NBA. En los días previos al All
Star que se celebra este fin de semana, Jordan pronunció su discurso de entrada
en el Salón de la Fama de la NBA. «Quizás algún día me veáis jugando de nuevo»,
dijo entre las risas de la audiencia. Puede que en cuestión de días sepamos
hasta qué punto bromeaba.
Como propietario del 80 % de los Bobcats, Jordan
entrena de manera esporádica con los jugadores (muchos de ellos jóvenes que lo
idolatran) a los que paga. Para más inri, Antawn Jamison, veterano de los
Lakers y producto como Jordan de North Carolina, no dudó en afirmar que si
decidía volver a jugar, Jordan podría aportar más de 10 puntos por partido sin
problema.
A sus 50 años el mítico 23 de los Chicago Bulls se
convertiría en el jugador más viejo de la historia en la NBA, otro récord para
su impresionante currículum. Quizás innecesario. Michael Jordan se retiró por
primera vez en 1993, después de su primer trío de títulos consecutivos. Estuvo
casi dos años alejado de las canchas en los que algunos creen que fue una
sanción encubierta de la NBA por apostar. Tras su retiro jugando al beisbol,
volvió para ganar otros tres títulos consecutivos en el 96, 97 y 98.
Decidió retirarse de nuevo después de diseñar el,
quizás, final más apoteósico jamás visto en la historia del deporte: sus 50
segundos finales en el sexto partido contra Utah Jazz, culminados con la
canasta decisiva y su pose con la muñeca suelta.
El partido más visto por televisión jamás en la NBA
terminaba con una de las mayores exhibiciones individuales de, probablemente,
el mejor jugador en la historia del baloncesto.
Jordan volvía, sin embargo y a pesar de que mejorar
su última aparición en una cancha semejaba imposible, para jugar en los
Washington Wizards, de los que además era propietario. Regresó en el 2001 y
disputó dos temporadas, hasta los 40 años. Anotó 20 puntos por partido. Una
década después una nueva reaparición parece inverosímil, pero al fin y al cabo,
es Michael Jordan, el mismo que lleva años fumando puros y jugando al golf. Una
cosa es cierta: su regreso no es por dinero.
Lejos de perder su influencia y a pesar de su
estatus como dueño de uno de los peores equipos de la NBA, los 50 años de
Michael Jordan le encuentran en una posición de influencia y enriquecimiento
superior a cualquier otra estrella de baloncesto que le sucedió (Kobe Bryant o
LeBron James, por ejemplo).
Su lucrativo contrato con Nike sigue vigente. Firmó
en 1984 por 500.000 dólares, aunque Michael Jordan prefirió siempre Adidas.
Además de ayudar a convertir a la marca de Oregon en un gigante, su propia
división de Air Jordan es un éxito. Facturó más de 2.000 millones de dólares el
año pasado, hasta el punto de que el 58 % de las ventas de zapatillas de
baloncesto en Estados Unidos corresponden a Air Jordan.
Jugadores referencia como Blake Griffin, Chris Paul
y Rusell Westbrook lucen el logo del Jumpman en sus botas, muestra de su
influencia en generaciones posteriores a su retirada, aunque era algo que
incluso sucedía cuando Jordan estaba en activo y se enfrentaba a baloncestistas
que lucían botas patrocinadas por el 23. Adolescentes que no le vieron jugar se
gastan cerca de 250 dólares en los últimos modelos inspirados en Jordan.
Michael Jordan se embolsa unos 80 millones de
dólares al año casi una década después de dejar el baloncesto. Además de Nike y
su posición en los Bobcats, posee un equipo de motor, restaurantes y es
patrocinado por Gatorade y la desarrolladora de videojuegos 2K Sports. Separado
de la que fuera su mujer durante 17 años Juanita Vanoy (a cambio de unos 180
millones de dólares) y comprometido ya con su novia Yvette Prieto, la vida le
sigue sonriendo a Michael Jordan en su 50 cumpleaños. Nada se puede regalar a
un hombre que lo tiene todo, quizás por eso se plantee un autoregalo en forma
de regreso a las canchas.
Fuente
LA VOZ DE GALICIA
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