BERLIN.- Las encuestas presentan el final de legislatura
como un plácido paseo para Angela Merkel, a la que solamente se le puede
desmandar algún dato europeo relacionado con países en fase de rescate y cuya
única piedra en el zapato parece ser un pequeño partido recién fundado en
Berlín: Alternative für Deutschland, una pequeña escisión de su propio partido,
la CDU, que exige la desaparición del euro y el regreso del Deutsche Mark.
Sus principales oponentes políticos, el Partido
Social Demócrata (SPD) y Los Verdes, con un 26% y un 14% respectivamente en intención
de voto, no pueden de momento desalojarla de la Cancillería, donde los sondeos
la mantienen con un 41% de los votos, incluso sin contar con sus actuales
socios liberales del FDP.
Es decir, que si no hay grandes sorpresas, Merkel
será reelegida el 22 de septiembre. Ahora bien, la actual canciller estaría
pensando en dejarlo todo poco después de esa fecha.
Así se detalla en 'Angela Merkel: la maestra del
titubeo', un libro de Nikolaus Blome, un destacado periodista del rotativo
'Bild Zeitung', que se presenta hoy en Berlín. Blome mantiene que Merkel
considera que 10 años son el límite para permanecer al frente de un Gobierno,
tal y como ella misma ha dicho en varias ocasiones, y que, pasado ese período,
desea dar un paso atrás y dejar espacio una nueva generación de políticos
democristianos. Esta posibilidad nos sitúa ante una transición de liderazgo
europeo dentro de dos años.
Blome trae a colación la comprensión que mostró la
canciller cuando el presidente de Hesse, el prominente democristiano Roland
Koch, tomó la decisión de dimitir alegando ese mismo argumento. Recuerda
también las declaraciones de Merkel cuando el presidente de Hamburgo, Ole von
Beust, dejó la política en 2010 para dedicar más tiempo a su vida personal.
Los
comicios de 2017, sin Merkel
Los dos tomaron estas decisiones después de exitosas
reelecciones y los dos quisieron retirarse antes de completar la legislatura.
Con parecido criterio, Merkel habría decidido que no se presentará a las
elecciones de 2017 y que conviene dejar un período de dos años para que la
transición se produzca con serenidad en el partido.
En varias conversaciones privadas sobre las que
Blome habría sido informado, Merkel habría sugerido que los 60 años son una
buena edad para pensar de dejar un cargo de tan enorme responsabilidad que ya
se ha ocupado durante un largo período, abogando por la necesaria renovación de
cualquier visión política, por acertada que ésta sea. El próximo 17 de julio,
Merkel cumple 61.
Esta posición relacionada con el periodo de tiempo
que un líder puede o debe permanecer en el poder viene de lejos. En los años
90, cuando era ministra, ya dio un paso al frente para señalar que el entonces
canciller alemán, Helmut Kohl, debía dejar paso a un sucesor por el bien de la
salud del partido y anunció por anticipado que era un error la decisión de Kohl
de presentarse a las elecciones de 1998, que, efectivamente, perdió.
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