Tres tipos felices en GP de Qatar
LOSAIL, Qatar.- En el podio, en el corralito, en la
sala de prensa... No cabían más sonrisas. Eran tres tipos felices en la noche
de Losail cada uno por sus propios motivos. El primero, el segundo y el
tercero, Lorenzo, Rossi y Márquez, todos conformes con su inicio de temporada.
La única cara larga estaba lejos del alboroto, repasando Pedrosa en su 'box'
los problemas de todo el fin de semana, los que le llevaron a firmar un
decepcionante cuarto puesto.
Lo sucedido sobre ese asfalto sucio por la arena del
desierto justificó con creces la expectación previa. Fue como si en Qatar se
abriera una puerta en la historia, el primer capítulo de una nueva era. Para
empezar Jorge Lorenzo, pletórico, dominador de principio a fin, desde la
novedosa clasificación a la carrera, tiranía de campeón. Aunque nadie se crea
que fue pan comido. "Desde fuera puede parecer fácil, pero ni mucho
menos", concedía y razonaba, apoyándose en las circunstancias, que le
fueron propicias por completo: "Aquí en esta pista hemos sido los más
constantes y los más rápidos en general. Pero cada circuito es un mundo y en
Austin [en dos semanas] será diferente".
Tampoco Rossi andaba corto de sonrisas. Lo suyo fue
de traca. Fue como regresar unos cuantos años atrás, aquel campeonísimo de
remontadas asombrosas. Pero esta vez, tras su mala clasificación y sus
problemas al inicio, nadie contaba con él, pese a volver a tener ya entre manos
a su queridísima Yamaha. Y remontó, vaya si remontó, como en los viejos tiempos.
"Perdí mucho tiempo con Bradl en las primeras vueltas. Al final fue una
gran batalla, sobre todo con Márquez. Vamos a disfrutar esta temporada",
auguraba 'Il Dottore'.
Y, por supuesto, Márquez, un bronce con aroma de
sueño cumplido. Su depositaron sobre sus hombros millones de hazañas para el
debut entre los mayores, montones de récords de precocidad. No batió demasiados
y, sin embargo, fue una noche imposible de olvidar, por tantas cosas. Por subir
al podio pero, sobre todo, por batallar como lo hizo, por encontrarse en el
asfalto con su ídolo y mantener una pujanza para el recuerdo.
Un flechazo. Aunque acabó adelantado por Rossi, no
sin respuesta y ahí estuvo la genialidad. "Al principio estaba muy
nervioso. No conseguía pilotar bien. Me daba la sensación de que iba muy lento,
pero he visto los tiempos e íbamos bien. Cuando estaba detrás de Pedrosa me he
calmado un poco más. En las últimas vueltas lo he dado todo, especialmente la
última curva, no sé ni cómo he entrado. He frenado muy tarde pero ni así he podido
alcanzar el rebufo de Rossi", explicaba.
No le alcanzó por un suspiro, aunque antes sí que le
había pasado, de forma asombrosa, por fuera. "La verdad es que ni me
acuerdo de eso. Yo freno tarde, ¡pero él más!", reconocía y concluía, con
gracia, sobre ese desenlace de ciencia-ficción: "Ha habido veces que se la
intentaba devolver a Valentino pero no lo venía del todo claro. Y me he dicho,
no la vamos a liar la primera carrera...".
Los tres felices, bromeando entre ellos, comentando
la jugada nada más terminar. Lorenzo le preguntaba a su compañero cómo había
ido el asunto por detrás, ya que él, lógicamente, ni se enteró. Y Márquez...
"Es guapo, porque nos hemos pegado en la pista, pero fuera nos hemos
hablado como si nada". ¿Qué te contó Rossi? "Me ha explicado su toque
con Pedrosa, porque he visto que se ha ido largo. Y también me ha dicho que las
últimas vueltas le han salido muy bien. Ya lo he visto, ya, que ha ido
bien", cierra, de nuevo con esa sonrisa inconfundible.
El único contrariado es Dani Pedrosa, fuera del
podio, batido por sus rivales y por su novel compañero, aunque él no se
prodigue demasiado en sonrisas. "He intentado mantener mi posición, pero
ha llegado Rossi con una velocidad vertiginosa y, sinceramente, no lo he podido
parar", argumentaba, quejándose de problemas en la "puesta a punto de
la parte trasera de la moto".
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