En ejercicio de una objetividad periodística halada
por las greñas, la mayoría de los diarios narraron que el jueves 1 de agosto se
celebraron reuniones de dos comité ejecutivos nacionales del PRD, aunque
disponían de contundentes evidencias de
que hubo una reunión del CEN y el montaje paralelo de una asamblea de la
facción del expresidente Hipólito Mejía, que podrá tener legitimidad política
para convocar a sus seguidores, pero ninguna base legal para reunir un partido
del que ha sido expulsado.
En consecuencia la única actividad con fuerza legal
e institucional fue la que convocó Miguel Vargas Maldonado, que aunque hay un
conflicto en relación con la legalidad de su presidencia, porque alega el
sector de Mejía que ha rebasado el periodo para el que fue electa, todo lo que es objeto de un impasse entre dos
partes, tiene que apelar a la decisión de un tercero que en los casos ordinario
es la justicia y en las situaciones que se presentan a lo interno de los
partidos es el Tribunal Superior Electoral.
Vargas Maldonado es presidente del PRD hasta que ocurra una de estas dos cosas: que
los que la objeten logren una decisión del Tribunal Superior Electoral
estableciéndolo que no lo es, o hasta que el PRD escoja y juramente a su
sustituto, porque también hay jurisprudencia contra el vacío institucional.
Antes de que el CEN ratificara en todas sus partes
las decisiones disciplinarias que conllevaron a las expulsiones de Hipólito
Mejía y Andrés Bautista y a las suspensiones de Geanilda Vásquez y Orlando
Jorge Mera, esas resoluciones eran hechos consumados porque habían sido
acogidas por el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Constitucional.
Miguel Vargas ha ganado la guerra pequeña, pero de ahí a colocarse en condiciones de
librar y ganar la gran batalla, la de conducir su partido al poder, queda un
gran trecho.
La del Club Los Prados, ya bastante disminuida
porque gentes que activaban con esa facción ya han empezado a diferenciarse, es
la última actividad de importancia del sector de Hipólito Mejía, que por sus
pésimos manejos ha quedado atrapado y sin salida, porque si ese sector acogiera
la sugerencia que le ha formulado el doctor Hugo Tolentino Dipp, acabaría
reducido a poco menos de un 25% de lo que representa hoy, ni los perredeístas
suelen dejar su partido para irse detrás de nadie e Hipólito que podrá tener
empatía para conectar con la gente bajo el abanderamiento de unas siglas
poderosas, no tiene madera ni de organizador político ni de estratega, ni
encarna ninguna aspiración esencial de la sociedad.
Si en la pasada contienda presidencial anduvo un
gran tramo encaramado en las encuestas, es porque cuando el electorado se
muestra descontento con el gobierno de turno, se refugia en la opción opositora
más fuerte…
Si el sector de Mejía hubiese estado en capacidad de
montar una reunión que convoque la mayoría del CEN, lo hubiesen hecho hace
tiempo, pero su única opción era boicotear las convocatorias de Vargas
Maldonado, lo que les resultó imposible en la última reunión.
Por
JULIO MARTINEZ POZO
El autor es periodista
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