NUEVA YORK.- La
única esperanza de salvar a los hospitales de Brooklyn está en manos del
gobierno de Obama, según expresaron ayer el gobernador de Nueva York, Andrew
Cuomo, y el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio.
"La situación es crítica en Brooklyn. Su
sistema de salud está al borde del precipicio", dijo Cuomo. "El
estado ya no tiene más fondos para mantener a estos hospitales".
Cuomo y De Blasio se unieron ayer en Albany para
reclamar al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) que apruebe una
solicitud del gobierno estatal para destinar US$10,000 millones en fondos
federales para paliar las carencias de los servicios de salud neoyorquinos.
Sin ese dinero, el cierre de tres hospitales en
Brooklyn –Long Island College, Interfaith y Brookdale– sería inminente, de
acuerdo al Gobernador.
"Hemos perdido demasiados hospitales en Nueva
York", declaró el Alcalde. "Y siempre ha sido por una falta de
estrategia del gobierno municipal y del gobierno estatal, pero esta vez sí que
tenemos una y estamos unidos. Ahora falta que HHS dé el paso adelante".
El coste de sostener el sistema sanitario sólo en
Brooklyn es de US$1,000 millones, y para mantener abiertos algunos de los
hospitales en el condado, como el Long Island College, el estado ha tenido que
invertir entre US$10 y US$15 millones al mes únicamente en este centro.
Los US$10,000 millones que reclaman para dar la
vuelta a la situación saldrían de los fondos que el gobierno federal dona para
financiar el Medicaid. Cuomo defiende que su gestión ha permitido ahorrar US$17,000
millones en fondos federales, y por tanto la petición de relocalizar esa
cantidad para otro uso está justificada.
La secretaria de HHS, Kathleen Sebelius, envió una
carta al gobernador para asegurarle que están estudiando la situación y llegar
a una solución. De Blasio, quien participó en numerosos actos contra el cierre
de hospitales cuando era defensor del pueblo, llamó personalmente a Sebelius
para acelerar los trámites.
El comisionado estatal de salud, Nirav Shah, se
quejó de que el gobierno federal se está demorando demasiado en responder a la
solicitud.
"Casi la mitad de los 227 hospitales con los
que cuenta Nueva York están pasando por una situación delicada", señaló
Shah. "Sólo en Brooklyn hay ocho, y tres de ellos en riesgo permanente de
cerrar".
El doctor Luis Colón es jefe de fisioterapia de uno
de ellos –Interfaith— donde se perderían 1,500 puestos de trabajo en caso de
cerrar. Pero la mayor preocupación del puertorriqueño es el destino de los
pacientes.
"Sería una noticia devastadora para nuestra
comunidad", dijo Colón, que lleva 25 años en el centro. "Cada día les
están dando menos opciones a los pacientes, y los nuestros las necesitan de
verdad, porque muchos sufren enfermedades crónicas y no tienen los recursos
para ir a otros sitios".
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