SAN CRISTÓBAL, República Dominicana.- "Hey palomo, hay que ser tigre, cuero o policía", lo expresado por un joven de unos 22 años de edad me llamó poderosamente la atención.
Pero la sorpresa fue mayor, porque se lo expresaba a un niño de apenas 18 meses, de año y medio.
Mientras el hombre vaso en mano lleno de ron reiteraba el apocalíptico mensaje, el progenitor del niño sonreía.
Esa expresión "Hey palomo, hay que ser tigre, cuero o policía", me penetró los oídos la noche oscura del lunes y aún me retumba como si fuera ahora.
Pero me intrigó por provenir de un bachiller y ser aplaudida por un empleado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Pero la sorpresa fue mayor, porque se lo expresaba a un niño de apenas 18 meses, de año y medio.
Mientras el hombre vaso en mano lleno de ron reiteraba el apocalíptico mensaje, el progenitor del niño sonreía.
Esa expresión "Hey palomo, hay que ser tigre, cuero o policía", me penetró los oídos la noche oscura del lunes y aún me retumba como si fuera ahora.
Pero me intrigó por provenir de un bachiller y ser aplaudida por un empleado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
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