GINEBRA.- Un ciudadano etíope de 30 años secuestró el
lunes un avión de Ethiopian Airlines que realizaba el trayecto de Addis Abeba a
Roma, para hacerlo aterrizar en el aeropuerto de Ginebra y pedir a las
autoridades suizas asilo político.
El autor del secuestro, que no iba armado, se
entregó inmediatamente a la policía al llegar a Ginebra, ciudad a la que se
dirigió "con la intención de solicitar asilo porque considera que su vida
corre peligro en su país", informó en rueda de prensa el portavoz de la
Policía de Ginebra, Eric Grandjean.
El secuestrador, que era el copiloto de ese vuelo
ET-702, aprovechó un momento en el que el piloto salió al servicio para
encerrarse en la cabina de mandos y tomar el control del aparato, según el
relato de los hechos ofrecido por el portavoz policial en una rueda de prensa
en el mismo aeropuerto pocas horas después del suceso.
Una vez se quedó solo al mando de avión, en torno a
las 3.00 GMT el copiloto se puso en contacto con la torre de control del
aeropuerto de Ginebra para pedir permiso para aterrizar en él alegando
problemas técnicos; aunque media hora después, él mismo activó la alerta de
secuestro, cuando el aparato sobrevolaba el sur de Italia.
A las 6.02 hora local (5.02 GMT), el avión tomaba
tierra en la pista cinco del aeropuerto ginebrino rodeado de aviones militares
y cuerpos de elite, una operación para la que se desplegaron casi 200 efectivos
entre policías, militares y otros agentes.
Diez minutos después del aterrizaje, el copiloto
salió del avión por una ventana de la cabina ayudado de una cuerda y se dirigió
hacia el primer agente de policía que vio, ante el que se identificó como
responsable de lo ocurrido.
"El copiloto salió del avión, por su propia
iniciativa, y corrió hacia el primer policía que vio para comunicarle lo
sucedido y su intención de solicitar asilo en Suiza", relató el portavoz.
Las autoridades suizas desplegaron un amplio
dispositivo de seguridad ya que antes de que el secuestrador se entregara y
relatara lo sucedido, las hipótesis apuntaban a un secuestro por parte de un
grupo de piratas de ese Boeing 767.
El asaltante, que no iba armado ni tenía intención
de herir a nadie, está en estos momentos siendo interrogado por la Policía y,
en un plazo de 24 horas desde su detención, pasará a disposición judicial.
El fiscal de Ginebra que asumirá el caso, Olivier
Jordot, avanzó que el asaltante no será transferido a su país natal, sino que
será juzgado en Suiza, donde podría ser condenado a una pena de hasta 20 años
de cárcel por secuestro y toma de rehenes.
El fiscal aclaró que el Código Penal suizo no
incluye el delito de piratería, pero que aún así, el secuestrador se enfrentará
a una de las penas más duras.
Según Jordor, es "poco probable" que el
copiloto, nacido en Etiopía en 1983, obtenga el asilo político que demanda ya
que ha cometido un delito muy grave para solicitarlo.
No obstante, matizó que, según sus primeras
impresiones, el asaltante, "responde más al perfil de una persona
desesperada que al de un criminal".
Los pasajeros del vuelo ET-702 no tuvieron
constancia en ningún momento de su condición de rehenes y sólo supieron que
algo raro había ocurrido cuando comprobaron que estaban en Ginebra y no en
Roma.
Una vez el autor del secuestro fue detenido, las 202
personas que se encontraban en el avión, entre pasajeros y tripulación, sanos y
salvos, comenzaron a descender uno a uno del avión por las escaleras
convencionales, en torno a las 8.00 hora local (7.00 GMT), precisó el portavoz
policial.
La Policía ha recogido testimonios también entre los
pasajeros, que recibirán atención médica y psicológica si lo requieren, y se
espera que la compañía etíope los traslade a lo largo del día a Roma, o quizá
otras ciudades italianas.
Según la televisión estatal de Etiopía, el avión
contaba con 193 pasajeros, de los que 140 eran ciudadanos italianos.


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