MONTECARLO (24 Mayo 2014).- Pocas veces un error salió
tan rentable como el de Nico Rosberg. Durante su segunda vuelta lanzada, en
plena batalla por la 'pole' con su compañero Lewis Hamilton, al que sólo había
logrado derrotar en Bahrein, el alemán hizo un recto en Mirabeau y dejó su
Mercedes mirando a las protecciones. Un mal trago de no ser porque
automáticamente la bandera amarilla puso fin a las dudas y sirvió en bandeja su
segundo zarpazo del sábado esta temporada. Algo que a su socio y líder del
Mundial no gustó lo más mínimo. Otro doblete más, eso sí, para la escudería
alemana, que mantiene su pleno esta temporad. Fernando Alonso, quinto, lo vivió
todo desde la distancia. Justo por detrás de los dos Red Bull, mirando
fijamente el alerón de Sebastian Vettel, cuarto, que no termina de encontrar su
sitio.
Por la cabeza de Nico, criado en las calles de
Montecarlo, no pasaba otra cosa que no fuera repetir la 'hazaña' del pasado
curso. La mejor manera de celebrar la renovación con su actual equipo -seguirá
hasta 2016 en Mercedes- y de dejarle claro a Lewis Hamilton que, pese a su
tranquila apariencia, tampoco está dispuesto a hacerle pasillo hacia el título.
Apretó los dientes con fuerza en la primera vuelta lanzada para tomar el mando.
Y con la mitad del trabajo cumplido, se lanzó en busca del registro definitivo.
Fue entonces cuando al alemán le tembló el pulso y terminó aparcando su bólido
en la curva Mirabeau. Pese al susto ahí acabó la batalla, porque la bandera
amarilla cerró cualquier debate pero pudo abrir una herida en la escudería
germana.
59
milésimas
Eso a Lewis Hamilton, que llegaba como un avión en
busca de una nueva muesca para su genial lista del curso, no le debió hacer
ninguna gracia. Fueron 59 milésimas las que decidieron la sexta parrilla de la
temporada. Otra más para la intocable escudería germana, convertida por pleno
derecho en el relevo en pista de Red Bull por sus inalcanzables formas sobre la
pista ya sea sábado o domingo. La jugada de Nico Rosberg recordó a la de
Michael Schumacher en 2006, cuando aparcó su Ferrari en La Rascasse para evitar
la 'pole' del Renault de Fernando Alonso. Entonces, el alemán fue castigado al
último puesto de la parrilla.
Desde el tercer puesto partirá Daniel Ricciardo,
empeñado en seguir acrecentando su papel de revelación. Empeñado en no respetar
las reglas y seguir pellizcando al tetracampeón del mundo, Sebastian Vettel,
con el que sólo ha salido derrotado en la clasificación del Gran Premio de
Malasia. El australiano, como ya hizo en el último podio en Montmeló, volvió a
acompañar con una sonrisa a las intocables flechas plateadas.
Y aunque a Fernando Alonso le faltó fuerza, logró
mantener a tiro a los cuatro de arriba. Sobre todo a los dos Red Bull. Fueron
casi siete décimas las que lo separaron de Nico Rosberg y poco menos de una y
media entre él y Sebastian Vettel. "Estoy más cerca de Red Bull de lo que
pensábamos", aseguró el español en rueda de prensa. Tiempo asumido, que
nada tiene que ver con el 1.4 de su compañero Kimi Raikkonen, séptimo y primero
del resto de los pilotos terrenales. Al asturiano sólo le queda cruzar los
dedos para soñar con un podio que dependerá más de los errores ajenos que de
sus propias virtudes. Así de crudas son las calles de Montecarlo, que no dejan
hueco para la compasión.
Por
CARLOS GUISASOLA/El Mundo
No hay comentarios.: