BARCELONA (18 Agosto 2014).- Cierto. El Club León de
Guanajuato, allí donde todavía destaca un Rafa Márquez que, a sus 36 años,
disfrutará de su segunda juventud en el Verona, no era quizá el mejor rival
para medir el nuevo traje del Barcelona. Sin embargo, entre fases de juego
todavía espesas, tan propias de la pretemporada, asomaron en el Gamper nombres
como Messi, como Neymar, como Rakitic, que invitan a la hinchada a apuntarse a
la prédica de Luis Enrique. Un técnico convencido de que su equipo hará
disfrutar al campo como antaño.
Antes de que Luis Suárez, adorado por el Camp Nou en
el prólogo, irrumpiera en el campo a un cuarto de hora del final, entre Messi y
Neymar clamaron que su asociación merece una segunda oportunidad. El curso
pasado, las lesiones y los embrollos judiciales desenfocaron a ambos e hicieron
imposible advertir el verdadero potencial de que debía haber sido el binomio.
Pues bien, Neymar, que jugó media parte tras haberse recuperado de la fisura en
la vértebra sufrida en el Mundial, supo descifrar todas y cada una de las
acciones de La Pulga. Ocurrió en el primer tanto, coronado por el argentino de
cabeza tras una doble combinación con el brasileño. Ocurrió en el tercero,
cuando Messi, con libertad total para intercambiar puesto en ataque con el
habilidoso Rafinha, alcanzó el desmarque de Neymar para que éste, después de sortear
al portero con un control orientado, tomara el gol de tacón.
Ahora que Luis Enrique prefiere acercar a los
extremos a la cal, los carrileros (Alves y Alba) están obligados a abrir el
campo para evitar el embudo. Ocurrió tras ese primer gran cuarto de hora
zanjado por Neymar, excelso a la hora de picar el balón tras el gran pase de
gol concedido por Iniesta.
Bajo el mando de Rakitic, tan importante en la
recuperación como en el reparto, en la toma de decisiones como en el remate
lejano, el Barcelona ajustó tuercas antes de que el técnico cambiara a casi
todo el equipo a media hora del final. Ya animarían el asunto dos chavales como
Munir (dos tantos más en el bolsillo) y Sandro. Tiempo tendrán para repetir.
Porque Luis Suárez, que corrió como si no hubiera mañana, no volverá a pisar el
Camp Nou hasta que acabe su castigo. Dentro de dos meses.
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