LA HABANA (1 Agosto 2014).- Intensificar las
acciones para proteger, promover y apoyar la lactancia materna como una
intervención clave en la salud de niños y niñas y llamar la atención sobre las
principales brechas que presenta esta práctica actualmente, son algunos de los
objetivos que persigue la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se
celebra cada año entre el 1ro. y 7 de agosto.
¡Un triunfo para la vida!, es el lema que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha escogido en esta ocasión para celebrar la jornada,
que busca estimular el interés entre los jóvenes de ambos sexos para percibir
la relevancia de la lactancia materna en el mundo actual.
En Cuba, donde 1 de cada 2 niñas y niños menores de
seis meses disfruta este derecho, se priorizan las acciones para lograr que se
comprenda por parte de toda la sociedad las bondades e incontables beneficios
de esta práctica, que constituye un factor esencial para lograr los Objetivos de
Desarrollo del Milenio y de la agenda de desarrollo post 2015 en materia de
salud, informó a Granma el doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del
Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública.
La jornada en nuestro país contará con la celebración
de múltiples talleres educativos, jornadas científicas y charlas
comunitarias; además de la certificación y revalidación de consultorios,
policlínicos, hogares maternos, municipios y hospitales en la Iniciativa
Amigos de la Madre, el Niño y la Niña.
Según la OMS la leche materna es el mejor de los
alimentos para las niñas y los niños, la cual no tiene sustituto. Recomienda la
lactancia materna exclusiva a todos los bebés hasta los seis meses de vida, y
luego mantenerla hasta los dos años o más, asociada a una alimentación
complementaria, segura y apropiada. Son intervenciones esenciales para mejorar
la supervivencia infantil, y pueden salvar alrededor del 20 % de los niños y
niñas menores de cinco años.
En los primeros años de la vida, la lactancia
materna protege a los niños y las niñas de las infecciones, brinda una fuente
ideal de nutrientes y resulta económica y segura. Entre otros muchos beneficios
en la madre, esta práctica se asocia además con una disminución de la pérdida
de sangre posparto y de osteoporosis, con menor riesgo de cáncer de mama, de
ovario y de endometrio. También contribuye a aumentar los intervalos entre
nacimientos, lo que reduce los riesgos de embarazos frecuentes.
Por
LISANDRA FARIÑAS ACOSTA/Granma
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