JOHANNESBURGO (11 Septiembre 2014).- Los mismos
llantos, meses después, aunque por muy distintas razones. Oscar Pistorius será
condenado en las próximas horas por homicidio involuntario esquivando así las
peores penas, la cadena perpetua, los 25 años de prisión, por la muerte de su
novia Reeva Steenkamp la víspera del San Valentín de 2013. Su castigo quedará,
como máximo, en 15 años de cárcel después de que la juez Thokozile Masipa
confirmara a primera hora de este jueves que ya ha descartado la premeditación
en su veredicto.
Puliendo la naturaleza dramática del proceso, la
sinfonía de llantos y suspiros, teclados y 'zooms', la magistrada mostró desde
el inicio de sus primeras cuatro horas de disección sus intenciones,
descomponiendo el rostro de los familiares de la modelo. En el Tribunal
Superior de Pretoria que desde el pasado 3 de marzo vive en el foco mediático
global, Masipa fue avanzando por una línea argumental que asumía ya de entrada
como veraz la narración de los hechos construida por el atleta en sesiones
anteriores.
En sus primeras consideraciones, anuló las
declaraciones de los vecinos que escucharon discutir a la pareja; rechazó que
la modelo fuera capaz de pedir auxilio en el baño tras recibir los cuatro
disparos fatales; consideró dudoso que la relación entre ambos se tambaleara;
confirmó la secuencia cronológica de la defensa siguiendo los registros
telefónicos de la casa; y, gracias a los mismos, ratificó que, en su parecer,
las llamadas de socorro de Pistorius en los minutos inmediatamente posteriores
al suceso probaban que éste fue un accidente.
En las anotaciones posteriores, después de ordenar
hasta tres tensos descansos, recordó a la fiscalía que debía ser ella quién
probara la culpabilidad del acusado y no al revés y, aunque lamentó el escaso
valor del testimonio del velocista por su inestabilidad emocional, concluyó que
su intención no era asesinar. "La pregunta es: ¿Calculó el acusado que
alguien iba a morir como consecuencia de sus actos? La respuesta es no",
dijo Masipa para luego decretar un nuevo parón para el almuerzo tras el cual se
debería conocer la condena de Pistorius.
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