Aún recuerda exactamente como un día de septiembre,
un piloto de una aerolínea le llevó a él y otros colegas un termo azul
acompañado de una carta de un médico en Zaire. El termo, contenía una muestra
de sangre de una monja belga que había contraído recientemente en una
misteriosa enfermedad al norte de ese país. Se pensaba que podría tratarse de
fiebre amarilla.
Esa es la memoria que guarda el científico Peter
Piot, director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical en Londres. y quien
descubrió el ébola. Nombre que le dieron al virus por un río cerca del lugar de
la misión, hace 38 años.
Según contó en entrevista al diario The Guardian, jamás
imaginó que lo que descubrió hace casi cuatro décadas se convertiría en una
tragedia inimaginable.
“No teníamos idea de cuan peligroso era ese virus.
No había laboratorios de alta seguridad en Bélgica. No llevábamos nuestras
batas de laboratorio. Cuando abrimos el termo el hielo se había derretido y uno
de los viales se había roto. Agarramos otro tubo de ensayo y comenzamos a
examinar la sangre para analizar los patógenos utilizando métodos que eran
estándar en el momento”, explicó el también profesor ante preguntas de cómo no
se infectaron a pesar de haber estado tan expuestos.
El científico indicó que las pruebas de la monja
dieron negativo a fiebre amarilla y a la fiebre tifoidea. Entonces comenzaron
las interrogantes sobre la enfermedad.
“Nuestras esperanzas dependían de ser capaz de
aislar el virus a partir de la muestra. Para ello, se inyectó en ratones y
otros animales de laboratorio. Al principio no pasó nada durante varios días.
Pensamos que tal vez el patógeno había sido estropeado debido a la
refrigeración insuficiente en el termo. Pero entonces uno de los animales
después de la siguiente comenzó a morir. Empezamos a darnos cuenta de que la
muestra contenía algo muy mortal”, explicó
Como dato curioso Piot recordó que mientras él junto
a otros científicos iban a examinar las muestras de la monja, que ya había
muerto, a uno de ellos se le cayó el vial sobre el pie.”Mi único pensamiento
era “¡Oh mie…! Inmediatamente nos desinfectamos todo, y por suerte nuestro
compañero llevaba zapatos de cuero grueso. No pasó nada a ninguno de nosotros”.
Luego de pasar tiempo buscando el tipo de virus,
utilizaron un microscopio electrónico y se dieron cuenta que el mismo era muy
grande, muy largo y en forma de gusano. “No tenía similitudes con la fiebre amarilla.
Más bien, parecía que el virus Marburg extremadamente peligrosa que, como el
ébola, provoca una fiebre hemorrágica. En la década de 1960 el virus mató a
varios trabajadores de laboratorio en Marburg, Alemania”, subrayó.
Varios días después el gobierno belga decidió enviar
a alguien a la república africana de Zaire para operar en una pequeña misión y
el también profesor se ofreció. Tenía en ese entonces solo 27 años, pero su
ansiedad por encontrar algo nuevo hizo que se lanzase a esa misión.
Con miedo, el científico llegó a Zaire para hacerle
pruebas a cerca de diez pacientes de ébola, desconocido en aquel entonces,
mientras temía que se hincara accidentalmente con las agujas con que le había
realizado estudios a las víctimas del virus.
A pesar de que se las ingenió para no infectarse, en
algún momento le dio fiebre, dolor de cabeza y diarreas, síntomas parecidos a
los de un paciente de ébola.
“Inmediatamente pensé: ¡Maldita sea, eso es todo!
Pero entonces traté de mantener la calma. Sabía que los síntomas que tenía
podían ser de algo completamente diferente e inofensivo. Y realmente habría
sido estúpido pasar dos semanas en aislamiento horrible que había sido creado
para nosotros los científicos en el peor de los casos. Así que me quedé solo en
mi habitación y esperé. Por supuesto, no pude pegar ojo, pero por suerte me
empecé a sentir mejor al día siguiente. Era sólo una infección
gastrointestinal. En realidad, eso es lo mejor que le puede pasar en su vida:
se mira la muerte a los ojos, pero sobrevives. Cambió todo mi enfoque, toda mi
perspectiva de la vida en el momento”, relató
Sobre el brote del ébola en la actualidad Piot
confiesa que jamás pensó que el ébola llegara a ser tan mortífero cómo lo es
hoy día.
“Siempre pensé que el ébola, en comparación con el
sida o la malaria, no presentaba un gran problema debido a que los brotes eran
siempre breves y locales. Alrededor de junio se hizo evidente para mí que había
algo fundamentalmente diferente acerca de este brote”, indicó
La tormenta perfecta
Múltiples factores, según Piot, contribuyeron a que
el ébola se saliera de control en África.
Entre las guerras civiles en países africanos, que
han provocado que muchos médicos hayan huido y sus sistemas de salud
colapsaran, hasta la muerte varios médicos a causa del ébola. En Liberia, por
ejemplo, sólo había 51 médicos en 2010, y muchos de ellos han muerto desde
entonces de ébola.
Otro factor importante en la propagación del virus
es que comenzó en la región fronteriza y densamente poblada entre Guinea,
Sierra Leona y Liberia.
“Debido a que la gente allí es muy móvil, es mucho
más difícil de lo habitual localizar a los que habían tenido contacto con las
personas infectadas. También los muertos en esta región son tradicionalmente
enterrados en las ciudades y pueblos que nacieron. Trasladaban cadáveres de
pacientes con ébola en camionetas y taxis, y ahí es donde comienza el resultado
de la epidemia”.
El científico no cree que la epidemia esté fuera de
control y ve con buenos ojos que Estados Unidos esté ayudando para combatirla.
“Esto es una catástrofe humanitaria. Nosotros no
sólo necesitamos el personal de atención, sino también expertos en logística,
camiones, jeeps y los productos alimenticios. Tal epidemia puede desestabilizar
regiones enteras. Sólo puedo esperar que vamos a ser capaces de ponerlo bajo
control”.
Sobre una posible pandemia, entiende que en Europa y
América podría ponerse bajo control. Sin embargo, le preocupa más que se
infecten con el virus personas de India que trabajan en el comercio o industria
en África y cuando viajen de regreso a su país contagien a familiares, y se
expanda rápidamente la enfermedad por la pobre protección en los
hospitales.
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