BUENOS AIRES (11 Noviembre 2014).- El llamado
'Sindicato del Crimen' ya es algo más que la frase célebre del expresidente del
Gobierno español Felipe González al denostar a la prensa crítica o el nombre
del grupo español de rap. En Argentina se ha corporizado como el primer
sindicato en el mundo de presos que purgan condenas por homicidios, robos y
violaciones.
Tiene por nombre "Sindicato Único de
Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria" (Sutpla), y está reconocido
por el ministerio de Trabajo. La dirección gremial cuenta en total con 13
secretarios, desde el general hasta el de actas pasando por uno de deportes.
Los convictos afiliados al gremio gozan de varios
beneficios. Por ejemplo cobran por sus trabajos el equivalente a un salario
mínimo, 4.400 pesos (258 euros al cambio paralelo y 419 al cambio oficial),
seguro por accidente laboral, ropa de trabajo, y otros favores.
En el penal de Villa Devoto, el mayor de Buenos
Aires y donde nació el Sutpla, hay alojados 1.600 internos entre condenados y
procesados. Todos ellos cobran un salario porque, en teoría, desempeñan algún
trabajo aunque no se explica cómo puede existir labor para todos.
Allí también funciona un centro de estudios de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). Y decenas de reclusos han estudiado y se
graduaron de abogados, como por ejemplo el ex administrador de la fundación
Madres de Plaza de Mayo Sergio Shocklender, que purgó cadena perpetua por el
parricidio de sus padres.
La sindicalización de los presos, según la prensa
porteña, ha sido impulsada por la agrupación política "La Cámpora",
que dirige el primogénito presidencial, Máximo Kirchner, quien se prepara para
postularse de candidato en las elecciones generales de 2015.
El gobierno de Cristina Fernández, viuda de
Kirchner, impulsó además en las cárceles la agrupación partidaria, 'Vatayón
Militante', que adoctrina a los convictos intramuros y los alienta a participar
en mítines.
Incluso 'Vatayón Militante' fomentó la participación
de condenados por homicidios en 'barras' de simpatizantes y bandas de música
para asistir a actos oficialistas. Varios de ellos han gozado de salidas
transitorias para concurrir a fiestas y festivales.
JUAN
IGNACIO IRIGARAY/El Mundo
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