Maestros mexicanos incendian Congreso estatal en protesta por desapariciones
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CIUDAD DE MÉXICO (13 Noviembre 2014).- Unos 600
maestros incendiaron las instalaciones de la Contraloría de la Secretaría de
Educación y del Congreso de Guerrero en la ciudad de Chilpancingo, capital de
ese estado del sur de México, por la desaparición de 43 estudiantes de la
escuela rural Ayotzinapa.
Los integrantes de la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) radicalizaron sus protestas
por la desaparición de los estudiantes el 26 de septiembre pasado. En primer
término incendiaron oficinas de la Contraloría y posteriormente rompieron
cristales del Congreso estatal e incendiaron media docena de automóviles en el
estacionamiento del organismo legislativo.
Personal de Protección Civil se presentó para
combatir los incendios en la Contraloría, y en el Congreso, un grupo
antimotines intentó sin éxito dispersar a los maestros, quienes posteriormente
se retiraron a su campamento en el Zócalo de la ciudad. Los manifestantes
pintaron las paredes con consignas como: "Mueran partidos políticos",
"Nido de ratas", "Nos faltan 43" y "Vivos se los
llevaron y vivos los queremos".
Los maestros, quienes hace semanas acampan en el
Zócalo de Chilpancingo, han protagonizado numerosas protestas por la desaparición
de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, con acciones
pacíficas, pero también con ataques violentos. La desaparición de los
estudiantes ha generado numerosas manifestaciones en el país, la mayoría de
ellas pacíficas, aunque se han registrado brotes violentos contra entidades
oficiales en Guerrero y Ciudad de México.
Según la investigación de la fiscalía, los 43
estudiantes fueron detenidos por policías el 26 de septiembre en Iguala y
entregados al cártel Guerreros Unidos en una noche en la que seis personas
murieron en ataques a tiros ordenados por el entonces alcalde, José Luis
Abarca, detenido la semana pasada.
De acuerdo con el testimonio de tres miembros del
grupo criminal, los jóvenes fueron asesinados e incinerados por órdenes del
líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, quien creyó que eran miembros
del grupo rival Los Rojos.
Sin embargo, la fiscalía seguirá considerando
desaparecidos a los jóvenes hasta que las pruebas genéticas a los restos
humanos hallados en el municipio de Cocula, vecino a Iguala, confirmen si son
los jóvenes de Ayotzinapa.
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