Napolitano confirma su dimisión como presidente de Italia en su discurso de Fin de Año
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MILÁN (1 Enero 2015).- Poco más de 20 minutos. Es el tiempo que ha
necesitado Giorgio Napolitano para confirmar su dimisión como jefe de Estado y
pedir a los partidos "madurez" y "responsabilidad" en la
elección de su sucesor. "Estoy a punto de presentar mi dimisión", ha
explicado nada más comenzar su último discurso de Fin de Año. "Y deseo
deciros que lo que me empuja es el haber comprobado cómo la edad trae consigo
crecientes limitaciones en el ejercicio de los deberes instituciones, altamente
complejos, así como en el papel de representación internacional", ha
explicado Napolitano. El presidente de la República --que este año ha cumplido
89 años-- presentará oficialmente su dimisión en las próximas semanas,
coincidiendo con el fin de la presidencia italiana de turno de la Unión
Europea.
En su último discurso institucional de Fin de Año -el
noveno desde que fuera elegido jefe de Estado en 2006-- Napolitano no ha
querido olvidar los problemas que sufren los italianos, como el aumento del
desempleo y de la desigualdad, consecuencia de más de cinco años de crisis.
Mención especial han tenido los últimos escándalos de corrupción que han
sacudido el país, especialmente después de que en las últimas semanas saliera a
la luz un entramado de corrupción que dirigía con métodos mafiosos las más
altas instituciones de la política romana. Y ha insistido en la importancia de
completar las reformas en tiempos breves para la mantener la "estabilidad
política y la continuidad institucional", fundamentales para luchar contra
las "graves patologías que sufre nuestro país".
Una
reelección insólita
Han pasado exactamente dos años desde que el todavía
presidente de la República italiana pronunciara el que estaba destinado a ser
su último mensaje institucional de Fin de Año. Era el 31 de diciembre de 2012.
Solo diez días antes, el ex comisario europeo Mario Monti presentaba su
dimisión "irrevocable" como primer ministro italiano. Había pasado
poco más de un año desde que Napolitano encargara a 'il professore' formar un
gobierno de 'sabios' para hacer frente a la crisis económica e institucional
que estaba atravesando el país. Silvio Berlusconi había sido obligado a
dimitir, y la Unión Europea temblaba ante la perspectiva de que el 'país de la
bota' se convirtiera en una nueva Grecia.
Entonces Napolitano aseguró haber cumplido su misión
con "escrúpulo, dedicación y rigor", y anunció sus planes para el
futuro: dedicar más tiempo a la familia y a la lectura, una de sus aficiones
favoritas. Sin embargo la ingobernabilidad en la que se vio envuelto el país
tras las elecciones de febrero de 2013, y la incapacidad de los partidos
italianos para elegir a su sucesor, obligaron al anciano presidente a
replantearse su despedida y prorrogar su encargo "por responsabilidad
hacia el país", dijo ante el parlamento tras su reelección, no sin antes
lanzar una dura reprimenda a los partidos italianos por el bochornoso
espectáculo que habían protagonizado.
Fue un hecho insólito. Por primera vez, un
presidente de la República repetía mandato. Napolitano, un ex comunista
moderado amigo íntimo de Pablo Neruda, fue elegido presidente por primera vez
en 2006. Entonces, Silvio Berlusconi acababa de perder las últimas elecciones
frente Romano Prodi por una mínima diferencia. Casi nueve años después, muchas
cosas han cambiado en el país transalpino. El gobierno de coalición liderado
por Enrico Letta (Partido Demócrata, PD) e impulsado por Napolitano en 2013 no
llegó a cumplir un año de vida. A Letta le adelantó por la derecha Matteo
Renzi, el secretario general de su propio partido.
"Seré presidente hasta que la situación del
país y de las instituciones me demuestren que es necesario y hasta que las
fuerzas me lo consientan", dijo hace justo un año en su mensaje de Fin de
Año. Las reformas puestas en marcha por el actual primer ministro italiano,
Matteo Renzi, y el apoyo que recibió el joven ex alcalde de Florencia en las
pasadas elecciones europeas (cerca del 40% de los votos), junto a los límites
propios de su avanzada edad, parece que han convencido lo suficiente al anciano
ex comunista para 'jubilarse' definitivamente.
Por
SORAZA MERGUIZO/El Mundo.es
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