MADRID (28 Abril 2015).- La Cenicienta mide solo 1 metro y 69 centímetros. Es
hombre, de carne y hueso y nació en Filipinas. Algunos tópicos tienen eso, que
se hacen verdad. De aquel niño descalzo que ocultaba piedras en el bolsillo
para poder dar el peso -cobró 2 dólares por su primer combate amateur en un
desvencijado pabellón de Mindanao y llego a dormir muchas noches encima de un
ring de Manila- al revolucionario del boxeo de ataque, político y 'cantante'
que cobrará más de 80 millones en el templo del dinero, el MGM Grand, tantas
veces infernal avispero de mexicanos, de monumentales karaokes.
Su nombre de Emmanuel Dapidran Pacquiao es Historia
bendita del boxeo -tanto como el de Floyd Joy Sinclair-. Y sólo él sabrá si fue
más feliz con aquellos dos dólares que cobró para dar de comer a su familia
numerosa de hermanos que los 80 millones que cobrará por el último.
Porque Manny se hizo grande y leyenda contra
latinos. Ahora, la mayoría mexicana está de su parte -por mucho que insulten su
boxeo a carga y descarga, valiente, rapidísimo, que en tantos títulos mundiales
padecieron, les fascina-, aliados contra el artista de la defensa, el impostor
'Mexicano Negro' ('Black Mexican'). Así muta Money cuando tiene delante cualquier
televisión hispana, o se hace tocar su himno mexicano además de el de EEUU
(último contra el argentino Maidana) y hasta se viste al completo con el
sombrero, bata, pantalón y puños con los colores aztecas. Mayweather es también
un pirata de doble bandera en su sed infinita de dinero. De su 47-0, 31
victorias fueron contra púgiles de origen latino (16 antes del límite), pero lo
de Pacquiao fue, por eso de las revanchas y venganzas, más excitante. Así,
desde Agapito Sánchez (2001) creció el 'devorador de mexicanos' (18 triunfos
contra boxeadores hispanos, 8 largos años invicto en guerra sin fin), entre los
que destaca, por ejemplo, su 'fusilamiento' al puertorriqueño Miguel Cotto
(noviembre de 2008, ver vídeo), al que no se enfrentó Floyd hasta mayo de 2012
y, de verdad, que le hizo sufrir y hasta sangrar levemente por la boca.
Será la despedida (nos cuentan) de este zurdo
campeón mundial en ocho divisiones diferentes, hito único que hasta él mismo
siquiera se atrevió a imaginar. Se hizo profesional en las 101 libras y se
encumbró hasta las 147 en una maravillosa ascensión hacia arriba con el
paracaídas de Bob Arum (dicen que ha movido más de 300 millones en sus
combates) y Alex Ariza, su preparador milagro, el que le ha traicionado por el
dinero de Mayweather. Esto desató todas las alarmas por mucho que su asesor
especial Michael Koncz lo negara. Aún así conserva a su maestro que le ha ido
puliendo deficiencias, Freddie Roach, su entrenador, el mayor gurú del boxeo,
con mal de Parkinson del que también se burló Money, y pupilo del mítico Eddie
Futch (Joe Frazier).
La megalomanía y exhibicionismo del de Gran Rapids,
como la del gran Ali, tiene esas cosas: fagocita cualquier todo, como si
quisiera robarles hasta al derecho a ser lo que son. La traca final le llega
tras 20 años de profesional en la 'megapelea' frente a su némesis por estilo en
el ring, en la vida y en las formas. Quien tantas veces insultó y evitó a este
pequeño mitad metralleta mitad monje cuando forjaba una de las más exuberantes,
valientes y sorprendentes carreras de la historia del pugilismo.
'Sé
de donde vengo, vengo de la nada'
Desde Tyson, en otro estilo opuesto de 35 kg menos,
no se había visto algo tan excitante al abordaje, a 1000 revoluciones por
minuto. Combinaciones y ráfagas larguísimas, desde los ángulos más
insospechados, en movimiento perpetuo de pies y puños. ¿Será el mismo que fue
el 2 de mayo tras tanto desgaste? El misterio aunque digan que es muy difícil.
Todo la rapidez y reflejos que Floyd derrocha en la defensa y el contragolpe
con emboscadas a la velocidad del relámpago, Pacman las destiló en una ofensiva
en la que pareció que atacaban tres guerreros en vez de uno. Tanto derroche le
costó contras mortales como la de Dinamita Márquez en su cuarto enfrentamiento,
el derechazo de México, de toda su vida. El primer KO del filipino desde que
fue campeón mundial.
Porque el panteón de campeones mundiales mexicanos y
latinos es insuperable en el boxeo moderno por lo excitante con dobles (Marco
Antonio Barrera), triples ('Terrible' Morales, una derrota y dos victorias) y
hasta cuádruples enfrentamientos ('Dinamita' Márquez, dos triunfos, un empate y
su sonada derrota). Sí, y también en las ascensiones de peso a por las grandes
bolsas del dinero contra De la Hoya, Cotto, Hutton, Mosley... -las mismas
esquelas firmadas por Floyd- pero con el añadido de Mr. Margarito, el mismo de
la vergonzosa leyenda negra del Yeso de París contra Mosley que, como de él,
tanto se alejó Mr. Money.
"Sé de dónde vengo. Vengo de la nada. No
teníamos comida, apenas teníamos agua y pasábamos mucha hambre. La primera vez
que vi una tele busqué si había gente dentro", dice Manny Pacquiao, quien
ahora va a tener a 100 millones de filipinos pendientes y 80 millones de
dólares más en la segunda mejor cuenta corriente del boxeo. Sí, con él dentro
por la lujuria del dinero. Se espera que las audiencias ronden el 98% de la
población tras su acuerdo con las tres grandes cadenas del país. No hay otra:
filipino que no vea la pelea a las 10 de la mañana será porque sea ciego o esté
muerto. "Mis ocho cinturones no son míos. Pertenecen a cada filipino'. Ese
Dios -que siempre tiene en su boca y pensamiento- lo bendiga, gane o pierda.
Por
ÁNGEL GONZÁLEZ/El Mundo
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