LA HABANA, Cuba (7 Junio 2015).- La selección
femenina cubana de voleibol clasificó para la Copa del Mundo en Japón. Muy
complicado también tuvieron el panorama los varones, quienes semanas antes no
hicieron el grado, pues ambos elencos acumularon meses sin disputar partido
internacional alguno.
El masculino cedió en Detroit ante Estados Unidos y
Canadá, ganadores de los boletos para la cita nipona.
Las altas y bajas de las muchachas en los dos
primeros partidos —quienes en el transcurso de la competencia fueron de menos a
más— unido a la desconcentración, les redujeron el margen para clasificar. No
obstante, la victoria sobre las quisqueyanas este domingo provocó un empate a
dos éxitos y un revés entre República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, de
donde avanzaron las dos primeras para el clásico japonés.
Las quisqueyanas, quintas en el Mundial de Italia
2014, en aras de asegurarse el pase vinieron con casi las mismas que alinearon
durante el torneo del orbe; solo faltaron Annerys Victoria Vargas y la capitana
Bethania de la Cruz. Marianne Fersola, Prisila Rivera, Cándida Arias y Gina
Mambrú son piezas esenciales en un equipo al que Cuba superó ayer 3-1 (22-25,
25-18, 25-13 y 25-23) para retornar a la Copa del Mundo junto a sus víctimas,
dejando fuera a las boricuas.
Anticipación
del pensamiento
Una mirada al desempeño de las cubanas en esta Final
de Cuatro asegura que la ausencia de roce atentó contra la disciplina táctica
sobre la cancha, sobre todo en los dos choques iniciales, en los que se notó
cómo por momentos mantenían el encuentro nivelado ante cualquiera de las
rivales, y en las postrimerías, cuando sobrepasaban el tanto 20, se complicaban
para terminar el set.
Posicionar el bloqueo, meter bien las manos en la
net para anular a las atacadoras, es otro punto por mejorar. Este tema, la
defensa del campo, la habilidad para dirigir hacia la zona indicada el servicio
o no perderlo en pasajes clave, así como el descenso en la capacidad de luchar,
también son aspectos relacionados con la distribución de la atención, pues si
las voleibolistas no se mantienen concentradas tampoco habrá anticipación del
pensamiento, esa visión adelantada de por dónde puede venir el ataque
adversario.
Todavía falta comunicación entre las seis muchachas,
no solo para indicarse entre ellas los posibles movimientos y ubicaciones de
las contrarias, sino para darse apoyo.
No toda la construcción del partido ha de confiársele a la pasadora
Yamila Hernández, dada su privilegiada posición frente al conjunto para guiar
el acomodo del balón.
Si Melissa Vargas (14 puntos) marca con su
servicio, ella, y algunas más al estilo de Jennifer Álvarez (8), igualmente
realizan el ataque zaguero tan difícil de detener en la net, además de
martillar bien por las puntas. Daymara Lescay se vio acertada en el bloqueo
(16 en las tres salidas), y la capitana Sulian Matienzo (10 puntos ayer), a
pesar de su baja estatura, encuentra brechas para cuajar su ofensiva. No
obstante, la selección incurre en demasiados errores no forzados, 108 en los
tres desafíos, puntos regalados sin exigirle esfuerzo al oponente.
Boricuas
quedaron a las puertas
El director técnico boricua, José Mieles, dijo a
Granma que este elenco cubano había avanzado en relación con el visto en el
Mundial de Italia 2014, incluso, ellos entraron en dificultades para
desentrañar el planteamiento táctico de las anfitrionas, comandadas por
Vargas.
Sin embargo, el eje de la victoria 3-1 de Puerto
Rico sobre Cuba en el debut del Final de Cuatro radicó en la soltura que
expresaron las visitantes, acostumbradas a jugar en diferentes escenarios de
Europa y Asia, afirmó Mieles. Además —explicó el técnico— en la Isla del Encanto
se realiza anualmente de enero a mayo la Liga Superior, integrada por siete
elencos que cumplen un calendario regular de 24 choques para cada conjunto,
donde se pulen las virtudes de este cuadro que ayer aventajó a Canadá, 25-21,
25-17 y 26-24.
No creo que Mieles hubiera imaginado que Cuba
dejaría a sus muchachas con el deseo de participar en la Copa del Mundo.
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